El helado no sacia mi Sed
Vladimiro se siente mal porque Tatiana no pueda compartir con él el helado, pero ella sabe un medio de poder probarlo, con gran gusto para ambos.
-¿´Tas seuda ´e que do quiedes .? Preguntó Vladi, ofreciéndole de nuevo una cucharada, y Tatiana negó amablemente con la cabeza, sonriendo. Llevaban poco viviendo juntos, apenas dos o tres semanas. Después de su primer encuentro sexual, el anciano conserje dijo a la joven que si iban a seguirse viendo, en realidad no valía la pena que ella siguiese viviendo en el campanario, ¿no le era más cómodo vivir con él? Si quería no correr mucho, tenía el cuarto de su hijo, podía dormir en él Tatiana había...