Perversión facultativa (4)

Penúltima entrega de la serie en que Adriana invita a sus hermanos a compartir con ella y con Laura un excitante fin de semana.

Adriana habló con sus padres para que autorizaran a los niños a pasar el fin de semana con ella y con Laura. José y Raquel no eran los mismos desde aquella tarde en el apartamento de su hermana, algo había cambiado en sus cerebros y ya nada impedía que apagaran sus anhelos amándose entre ellos. Desde entonces aprovechaban cualquier ausencia de sus padres para satisfacer su desenfrenada lujuria. Bastaba que se quedasen solos en la casa para que se encerraran en la habitación de Raquel a copular como an...

Perversión facultativa (3)

Adriana y Laura empiezan a percibir las cosas de otro modo.

Habían transcurrido varias semanas sin que ninguna de las dos hubiese vuelto a visitar al Doctor Malevich y no obstante, en sus más íntimos pensamientos, ambas se sentían presas de aquel monstruo. Recordaban vagamente las sesiones impartidas por el y su última visita a su apartamento cuando José y Raquel, los hermanos de Adriana, estaban allí; y aún confundiendo los recuerdos, sin duda inducidas por la maldita química del medico, afloraban en ellas sentimientos de impudor y repugnancia mezclados con s...

Perversión facultativa (2)

Nuevas victimas para Malevich. Sondeando en el incesto.

Friederik se acomodó en el sofá. Había venido solo y había sorprendido a Adriana y a Laura en plena visita de Raquel y de José. Cuando sonó el telefonillo y supieron que se trataba de el un halo de terror cruzó sus mentes. Recordaban vagamente el último encuentro con el doctor y sabían que este durante, una indefinida sesión, había llegado a poseer sus mentes y las había obligado a realizar actos obscenos. Ambas sabían que no existía otra alternativa que franquearle el paso y Laura urgió a sus hermano...

Perversión facultativa (1)

Lo que puede ocurrir cuándo dos jovenes incautas acuden a un psicologo dispuesto a experimentar terapias.

Adriana y Laura mantenían su amistad desde hacía más de seis años, pero solo hacía dos que habían decidido alquilar un apartamento a escote. Ambas tenían veintidós años y eran muy hermosas; Adriana, algo más alta, cursaba el mismo curso de derecho con Laura y las dos habían hecho sus pinitos en pases de modelos organizados por firmas de diverso prestigio. Aquella tarde habían desestimado a acudir a uno de ellos, porque pensaban que aquella actividad esporádica corría el riesgo de ocuparles demasiado...

Allanamiento de morada (y 3)

El final de la historia. Se recomienda leer las 2 primeras entregas.

Mónica abrazó a Adriana y la beso, recostándola sobre el colchón, y esta reaccionó correspondiendo a su amiga con idéntica pasión. Su inexperiencia se hacía evidente en cada gesto, en cada caricia trémula, y sin embargo, tal vez por la embriaguez o por mero instinto, sus cuerpos comenzaron a reaccionar y sus actos parecieron dejar de ser producto de la coacción para convertirse en deseo. Unos minutos después habían perdido la noción de ser observadas y grabadas, y cualquier atisbo de rechazo había de...

Allanamiento de morada (2)

Empieza la fiesta.

Ambas salivaron humedeciendo sus bocas con la lengua mientras movían convulsamente sus cabezas incapaces de asimilar lo que les estaba ocurriendo. Maria fue hasta Adriana y se sentó en sus rodillas acariciándole los pómulos y esta bajo su cabeza para intentar zafarse vanamente de aquellas insidiosas caricias.

—Tienes un cutis precioso, Adriana— arrastró su húmeda lengua por su rostro y está reaccionó volteando su cara en un violento espasmo.

Aquellos ojos verdes se clavaron en los suyos y...

Allanamiento de morada

Dos amigas que comparten apartamento... una intrusión.

Mónica era una belleza, pero su carácter, soberbio y altivo, hacían que sus compañeros de estudios guardasen las distancias y optarán por evitarla para no oír sus improperios. Tenía diecinueve años y, en verano, vestía casi siempre ceñidos jeans de cintura muy baja y originales camisetas, la mayor parte de ellas de reconocidas marcas, que se ceñían a su esbelto cuerpo, consciente de que aquello abría sobre ella, no solo las miradas de sus compañeros, sino también las de ellas, algunas envidiosas, otra...

La Secta

Quimica y coacción para conseguir la cooperación y el asentimiento voluntario de sus víctimas.

Se recostó sobre la cama, sus piernas temblaban y trataba vanamente de zafar su desnudez a la mirada depravada de aquellos hombres. Raúl observaba la escena obligado por el afilado machete que alguien sostenía amenazando su laringe.

—Abre las piernas muñeca.

La voz del hombre resonó en el cerebro de Raquel y ésta separó sus piernas mostrando su sexo ante todos. Quizás lo que más le dolía de aquella obscena situación era que obligarán a su hermano a presenciarla.

—Ahora acaricia tu sex...