Abra la boca, doctora.

Esta mañana llegué a la consulta de mi doctora con dieciocho centímetros de calentura.

Miro el reloj antes de salir de casa, son las ocho menos veinte. Debo llegar al centro de salud a primera hora, antes de que los médicos empiecen a atender pacientes a destajo y vayan acumulando retraso y mal humor. Al menos hoy no he tenido que madrugar tanto como otros días, ya que no voy a salir de la ciudad.

Me miro en el gran espejo que tengo en la entrada de mi casa. En la tintorería han hecho un gran trabajo, mi traje está más liso que una pista de aterrizaje, como recién salido del Corte Inglé...

Un desafortunado error (lll) Fin.

Todos tenemos un secreto, algo que nadie debería saber. Mis vecinos lo tenían, desde luego, pero cometieron un desafortunado error.

Los meses siguientes fueron inolvidables. Luisa y yo empezamos a vernos como mínimo una vez por semana. Nos encontrábamos a la hora de la siesta, la siesta de su esposo, se entiende. No había días fijos para esos encuentros, pero siempre eran en mi casa. Era Luisa quién me enviaba un whatsapp a mi teléfono y quedábamos en vernos por la tarde, siempre a las cuatro. Por mi parte no había problema, ya que corté con mi novia un par de semanas después de hacerlo con Luisa por segunda vez.

A mi novia no le...

Un desafortunado error (ll)

Todos tenemos un secreto, algo que nadie debería saber. Mis vecinos lo tenían, desde luego, pero cometieron un desafortunado error.

Esa lluviosa mañana seguía conmocionado. Aunque había intentado escribir, apenas sí había logrado garabatear un par de párrafos. Mi pensamiento estaba tan nublado como el mundo que se extendía al otro lado de la ventana. Negros nubarrones descargaban con tristeza una persistente tormenta que había vaciado las calles de gente.

Así también estaba mi cabeza después de volver a cerrar, una vez más, las fotos que había recibido por error la tarde anterior. Eran seis imágenes a cada cual más perturbadora. C...

Un desafortunado error

Todos tenemos un secreto, algo que nadie debería saber. Mis vecinos lo tenían, desde luego, pero cometieron un desafortunado error.

Yo no soy como Joel Dicker, que escribió su mejor novela sentado a la mesa de un bullicioso café. A mí me gusta el silencio, de hecho, necesito una quietud casi total para poder escribir. Por eso, escribo en mi dormitorio, porque es el lugar más tranquilo de la casa. Así es, mi santuario a la diosa Creatividad está sobre una exigua mesa plegable en un rincón de mi habitación.

Por suerte, en el edificio donde vivo tan sólo somos seis vecinos. En uno de los áticos vive una pareja de lesbianas de gran po...

Se vende bicicleta infantil

Éste era, más o menos, el título del anuncio que dio lugar a una de las mejores experiencias sexuales de mi vida.

Mi nombre es Alberto, así me llama todo el mundo, pero para los que todavía no me conocéis sólo decir que no hace mucho que cumplí los cuarenta años y vivo en el sur de España. Por lo demás, soy bastante alto y de piel morena. Practico deporte casi a diario, también me gusta mucho leer. Las mujeres dicen que visto con estilo y lo cierto es que no soy de los que se ponen lo primero que pillan. En cuanto al sexo, aún suelo hacer el amor con mi fascinante mujer un par de veces por semana que, para ser padres y...

Malas influencias

Teresa fue la segunda en divorciarse. De las tres, ya solamente mi esposa seguía casada. Esa hazaña sorprendía y exasperaba a sus amigas.

Malas influencias

Mi esposa y yo habíamos planeado irnos ese fin de semana a la casa de la sierra, una pequeña vivienda aislada que habíamos adquirido cuando los niños todavía eran pequeños. Sin embargo, nuestros hijos habían crecido y, afortunadamente, ya eran lo bastante responsables como para poder dejarlos solos.

Bea había sido la primera de las tres en divorciarse. De hecho, la amiga de mi esposa se separó antes incluso de que las otras dos se hubieran casado. Su pasión con aquel atractivo...

¡Pequeña embustera!

Para ser la mejor de la clase, no basta con dejarse los codos estudiando.

Ésta es una de las muchas experiencias que viví en mi época universitaria. Al igual que para muchas de mis amigas, esos fueron los años más divertidos, trepidantes y fervorosos de mi vida. Mientras que la mayoría de ellas ingresaron en la residencia de estudiantes siendo aún vírgenes, habían sido unos cuantos los chicos que yo ya había tenido entre las piernas.

En cierto modo, llegué ventaja. De modo que, por las noches, cuando nos reuníamos en uno u otro cuarto, todas me asediaban a preguntas sobre s...

La hija de la panadera

Mis costumbres cambiaron tras descubrir que, durante la tarde, la panadería donde solía ir a comprar estaba atendida por una dependienta de lo más singular.

— Hola —dijo la muchacha incorporándose detrás del mostrador— ¿Qué le pongo?

Me quedé mudo al entrar aquella tarde en la panadería donde solía ir a comprar . Yo esperaba encontrar allí a Marcela, la misma señora campechana que durante los últimos doce años me había atendido cada mañana.

Por la edad que aparentaba la chica que se dirigía a mí en ese momento, supuse que debía ser la hija de la panadera. Se trataba, empero, de una joven de lo más peculiar. Aunque sus facciones guardaban un ligero p...

Unas vacaciones de ti (ll)

Parecerá increíble, pero esto es lo que nos ha pasado durante estas vacaciones.

Parecerá increíble, pero esto es lo que ha ocurrido durante nuestras vacaciones en Torre del Mar, un bullicioso pueblecito de la costa malagueña. Por eso, para que todos lo podáis entender, os recomiendo que leáis la primera parte de este relato. Sólo así lograréis comprender cómo se produjo esta súbita transformación de mi esposa.

Pilar solía ser una mujer muy pudorosa, sobre todo en público. Vestía sobriamente y no tenía faldas ni vestidos demasiado cortos, ni siquiera hacía topless cuando íbamos a...

Unas vacaciones de ti.

A veces, ir de vacaciones a un lugar donde nadie nos conoce da pie a que nos comportemos de una forma diferente y desinhibida.

Es último viernes de mes y Pilar, mi mujer, ya sabe lo que toca. Mañana no hay que madrugar y seguro que ella lo tiene todo preparado. Esta mañana habrá comprado una botella de sidra, vino blanco o lambrusco, y también algo para picar, seguramente frutos secos, fruta deshidratada y algún queso curado. Aunque llevemos nueve años casados, este rato para nosotros sigue siendo algo que ambos esperamos con avidez.

Pongo una música no demasiado relajante, ya que no quiero que se duerma, pero con poco vo...