La reforma (2 de 2)

Teresa se ha embarcado en una pequeña reforma de su casa, pero ella no quedará al margen del cambio.

Teresa andaba nerviosa. Se acababa de ir su marido y en una hora

volvería

juan y no sabia lo que

quería.

Su mente le

decía

una cosa y su cuerpo otra. Se

había

dado una ducha y andaba con una bata de baño corta intentando decidir que ponerse cuando

sonó

el timbre de la puerta.

Por lo nervios fue a abrir la puerta pensando que era su marido que se

había

olvidado de algo y al abrir de aquella guisa se

encontró

a juan y a otro hombre que no

con...

La reforma (1 de 2)

Teresa se ha embarcado en una pequeña reforma de su casa, pero ella no quedará al margen del cambio.

  • Pues no te preocupes, ya le digo a Luis, mi marido, que suba y te hace un presupuesto – dijo

maría

con gran

interés.

  • si puede, que no me

gustaría

importunarle –

respondió

Teresa educadamente

La

conversación

termino

rápido

y Teresa se

dirigió

a su casa. Casi sin buscarlo la vecina del

primero

, con la que unicamente se cruzaba saludos de compromiso, le

había

ofrecido los servicios de su marido, albañil para mas señas, para hacer una pequeña...

Con la hermana de mi tía

Mi nuevo lugar de trabajo trae sorpresas: la hermana de mi tía me seduce.

La empresa para la que trabajaba me movió a otro almacén. Para mi sorpresa, la coordinadora era la hermana de mi tía política, Núria.

Núria era una mujer de unos 40 y pocos años. Rubia, amplia sonrisa y un cuerpo ejercitado. Aún teniendo un bonito cuerpo sin nada de grasa sobrante, tampoco destacaban sus pechos ni su trasero, ambos de tamaño mediano.

Alguna vez me había hecho una paja pensando en ella después de ir a la playa, pero hacía varios años que no la veía.

El primer día me acerqué...

Valentina 3

Valentina se pone a merced del empresario Carlos para poder trabajar, y empieza por hacer unos "servicios" a la familia,.... y alguien más que no esperaba. (para situarse mejor en la historia, recomendable leer los dos primeros relatos)

Valentina 3

Pasaron varios días después de la boda, y Valentina se reintegró con relativa normalidad a su vida de ama de casa buscando trabajo. Seguía echando el curriculum y mirando ofertas, sin suerte ni perspectiva más allá de trabajos basura de pocos dias y mal pagados, lo cual le suponía al final casi un gasto más que ingresos.

Se preguntaba cuando la llamaría Carlos; había una mezcla de ganas de trabajar y morbo en esa inquietud. El empresario conseguía ponerla cachonda siempre que se lo e...

Auxiliando a una vecina (2)

Me aprovecho de que una vecina madura abandonada por su marido decide ponerse en el mercado nuevamente, y la ayudo a acabar con su largo período de abstinencia sexual

Después de aquella cena rápida en plan picoteo, doña Natalia —a la que ya trataba simplemente como Natalia— convino conmigo en volver a la cama «exclusivamente para dormir». Yo no dije ni pío, naturalmente, pero mi intención era otra muy distinta, sobre todo después de hacerme con la crema lubricante que descubrí en el armarito del baño... Habíamos echado dos polvos de campeonato, como desagallados, y ella además me hizo una mamada cojonuda, pero mi verdadera asignatura pendiente seguía siendo encularla, fo...

Excursión de fin de estudios de con mis alumnos 3

Esperanza accede a la proposición y trato con sus alumnos aceptando el chantaje de estos. Y es entregada como regalo al joven camarero español de uno de los bares de copas de la ciudad, para que él pueda hacer con ella y su persona todo lo que quiera sin poder oponerse a nada dentro de los términos pactados con los alumnos.

Como recordareis en el relato anterior dejamos a Esperanza duchándose junto con su alumno Ignacio tras una tarde de sexo, ya que les he puesto en situación continuamos con el relato.

Salimos Ignacio y yo de la ducha, nos secamos y él se sentó en la butaca que había en mi habitación mientras yo me preparaba para bajar a cenar, diciéndome:

“Esperanza, para cenar vístete como lo haces en él colegio y como la mayoría de los que estarán en el colegio piensas que eres: una señora decente y respetable,...

Ana, la Vecina (7)

-¿Está tu marido por aquí?-. Miguel, con los brazos cruzados por detrás de la nuca y desnudo como su madre le trajo al mundo, goza viendo a Ana elegir vestuario para el día.

-¿Está tu marido por aquí?-. Miguel, con los brazos cruzados por detrás de la nuca y desnudo como su madre le trajo al mundo, goza viendo a Ana elegir vestuario para el día. A Ana no le gusta demasiado que el chaval se la quede mirando, porque, bueno, sabe que tiene algunos excesos repartidos por el cuerpo, y que sus pechos no son tan bonitos como hace unos años y porque tampoco tiene una colección de lencería sexy como para lucirla.

-No, no volverá hasta el sábado por la mañana. Y tú, ¿no tienes clas...

Ana, la Vecina (6)

Miguel pasa con cuidado la afilada cuchilla por el bajo vientre, la zona más cómoda cuando de depilarse el tema se trata. Ya se le está poniendo gorda, solo de pensar en que lo que está haciendo, lo hace porque muy mal se tiene que dar la tarde para no meterla en caliente

Miguel pasa con cuidado la afilada cuchilla por el bajo vientre, la zona más cómoda cuando de depilarse el tema se trata. Ya se le está poniendo gorda, solo de pensar en que lo que está haciendo, lo hace porque muy mal se tiene que dar la tarde para no meterla en caliente. Ana lleva todo el santo día mandándole mensajitos calentorros, diciéndole las cositas que tiene pensado hacerle en cuanto se quede sola. Paco sale para Portugal en un rato, y el imbécil se va con los abuelos a pasar el fin de semana, así...

Ana, la Vecina (5)

Miguel solo piensa en meterse en la cama de su vecina Ana, la cuarentona que le calienta los bajos de una manera escandalosa

Es como el puto sueño de un adolescente hecho realidad. Miguel ya no piensa en salir de fiesta con sus amigos, más bien prefiere que sean sus padres los que le digan que han pensado en salir a cenar, o a ver una peli, o a dar una vuelta con los amigos. Y todo, ¿por qué? Porque Miguel solo piensa en meterse en la cama de su vecina Ana, la cuarentona que le calienta los bajos de una manera escandalosa. Ya un par de veces han estado a punto de pillarlos mientras se meten mano como descosidos en el ascensor o e...

Auxiliando a una vecina (1)

Me aprovecho de que una vecina madura abandonada por su marido decide ponerse en el mercado nuevamente, y la ayudo a acabar con su largo período de abstinencia sexual-

Aquel jueves, nada más levantarme de la cama, escuché que mi madre medio abroncaba a su amiga y vecina doña Natalia, que vivía justo en el piso abajo del nuestro. Intrigado por ese mal rollo me acerqué sigiloso, sin hacer ruido y, a hurtadillas, a tres o cuatro metros de la puerta, ya pude oír perfectamente lo que decían. Mi madre ahora hablaba en voz bajita y le daba singulares consejos a su amiga. Lo hacía además en un lenguaje llano y bastorro porque entre ambas existía una gran confianza:

—Natalia...