Abrí a dos rubias que llamaron a mi puerta 7
Ía, la rubia le dice a Tomasa que está embarazada y le ofrece hacer un retrato de su retoño. El sueco al oírla y creyendo que es un juego le ruega haga otro mezclando mis genes con los de la pelirroja. Al oír que iba a hacérselo, la joven se enfada quejándose que sigue virgen.
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Al volver a la casa, nos encontramos a Erik totalmente desconcertado con las implicaciones de mis patentes. No solo era una cuestión del salto tecnológico que representaban sino de la sencillez de los planteamientos en los que se basaba. Por ello nada más aparecer por el salón, se levantó y cerró el acuerdo con un apretón de manos, diciendo que era un honor poder participar en esa empresa. Tal y como me habían anticipado, el rubio estaba entusiasmado con el vuelco que produciría en la humanidad e...