Jóvenes maduras (lll)
De cómo mi feliz y despreocupada vida de soltero fue aniquilada por una adolescente y la madre que la parió.
Dos semanas después de la aparición de Lorena, la vecina del bajo no logró aguantarse las ganas de saber quién era esa jovencita que vivía conmigo. Doña Virtudes era una viuda de lengua hiperactiva, una chismosa vocacional que se entregaba apasionadamente a la difamación en peluquerías y tiendas de barrio.
Doña Virtudes carecía de perfil de Facebook, Twitter o Instagram y, aún así, contaba con una legión de seguidoras tan anónimas e indiscretas como ella. La red de cotillas a la que pertenecía mi veci...