Ana, mi vecinita (I)
En cuanto entró por la puerta, hice que se desnudara completamente. Sin mediar palabra, poco a poco se fue quitando su faldita con flores, la camiseta, el sujetador blanco a juego con el diminuto tanga que por unos pocos segundos parecía no querer separarse completamente de su rosada almejita...
VECINITA I
En cuanto entró por la puerta, hice que se desnudara completamente. Sin mediar palabra, poco a poco se fue quitando su faldita con flores, la camiseta, el sujetador blanco a juego con el diminuto tanga que por unos pocos segundos parecía no querer separarse completamente de su rosada almejita. Al tiempo de caer la última de sus prendas al suelo, saqué un bote de aceite Johnson, con el cual cubrí cada parte de su cuerpo: empezando por sus brazos y el cuello, bajé lentamente por su espald...