La Revisión
Sus labios eran tibios, suaves y sabían a barra de cacao. Natacha respondió con timidez pero no me rechazó así que aparté la mesita de un empujón y la abracé mientras continuaba besándola con suavidad, sin precipitación, saboreándola a ella, saboreando el momento.
Odio los médicos y todo bicho viviente que lleve bata blanca, hasta al tipo de la carnicería le tengo ojeriza. Así que os podéis imaginar el ánimo con el que entré en la clínica para hacerme la revisión anual de la empresa.
Sólo hay una cosa que odio más que los médicos y es esperar sentado en una incómoda silla ojeando aburrrrridisimos folletos sobre seguridad en el trabajo, así que a pesar de estar citado a primera hora ya llevaba diez minutos aguardando cuando una tipa gorda y rubicunda me abrió l...