La mañana siguiente.

Recordando lo sucedido entre tú y yo la noche anterior.

Espero que sepan disculparme, pues este es mi primer relato.


El calor comenzaba a hacerse notorio en la habitación, la cortina apenas impedía que los rayos de sol comenzaran a inundar el cuarto con su claridad y ya estaba bastante avanzado el día.

Abri los ojos poco a poco, siempre he sido un perezoso a la hora de despertarme, emití un leve chasquido con la boca, que aún conservaba el intenso sabor de tu sexo, y regresó a m...

Adolescentes

En la historia que os voy a contar no esperéis una noche de sexo desenfrenada, no esperéis posturas elaboradas ni tampoco prácticas sexuales duras. Esta es una historia y muy morbosa, sobre todo, vista con los años.

Iván era un chico bajito, con unos kilos de más y gafas, un chaval sociable y con mucha personalidad. Eva era la típica chica en la que todos los hombres de su edad, más mayores y más pequeños, ponían sus ojos y, si se dejaba, sus manos. Alta, muy morena, delgada, proporcionada, risueña, melena negra, con unas curvas de infarto, ojos saltones y labios carnosos. 18 años, esa era la edad de ambos.

En la historia que os voy a contar no esperéis una noche de sexo desenfrenada, no esperéis posturas elabora...

Sandra

Una jovencita, contacta con un aficionado a escribir relatos eróticos y acaba en el séptimo cielo

Me llamo Quique. Tego 37 años y me gusta escribir relatos eróticos de vez en cuando.

La semanao pasada, una muchacha, después de haber leído uno de mis relatos, contactó conmigo por g mail y quedamos para charlar.

Yo estaba sentado en la terraza del bar en que habíamos quedado. Llevaba una camiseta con el logo de los Rolling Stones, para que ne reconociera. La vi caminar hacia mí, y por la manera de sonreírme supe que era ella. ¡Cómo estaba la chavala!

Llegó a mi lado y me preguntó:

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Días grises.

Era un día de esos en los que no apetecía hacer nada más que dormir, ver películas y comer, pero aquel día se iba a convertir en una sesión de sexo intensa.

Era uno de esos días grises y tristes en los que no te apetece hacer nada, en los que solo quieres dormir viendo tu película favorita y cuando te despiertas quieres comer hasta reventar.

Bien, pues yo estaba en esas circunstancias cuando me sonó el móvil, sonreí, era un viejo amigo que conocía de años atrás, con el que siempre me llevé estupendamente, y de vez en cuando nos acostábamos, así que cuando me habló sabía que era lo que quería, y yo también lo quería.

-¿Estás haciendo algo?-

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Experiencias de un profesor (8: Lucía y Cristina)

Nuestro profesor cierra la trampa sobre la barbie del colegio. ¿Hasta qué punto logrará dominarla? Si lees la experiencia, valórala y coméntala. Las colegialas te lo agradecerán...

Anteriores experiencias:

1: Presentación.

2: Elena Castrillo.

3: Lucía Ortiz.

4: Carola Fabrés.

5: Aitana Villar-Mir.

6: Elena y Aitana.

7: Otra vez Lucía.

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Dulce ruptura

Sarah acepta un trabajo en Perú para alejarse de su mundo y de una relacion infructuosa. Allí conoce a Richard, que le hace comprender que los desengaños amorosos no tienen por que ser malos.

La puerta crujió a sus espaldas, el ruido constante de la fiesta se escuchaba ahora amortiguado por el ronroneo del agua corriendo a apenas un metro de distancia. Dos figuras se perfilaron en el umbral de la puerta, un hombre rodeaba con el brazo el cuello de una mujer que le sostenía con claro esfuerzo.

-Mierda Richard, ¡Ayuda un poco! – Dijo una voz femenina mientras se liberaba del abrazo.- ¿Dónde está la lu…

El sonido de una exclamación de sorpresa seguido de un chapoteo al instante la inter...

Mujeres que entienden

Este relato va dedicado a esas mujeres que tienen claro lo que quieren de la vida... y del hombre.

Hace años a una mujer de 45 años o más la llamaban “madurita”, y venía relacionado con el concepto de fruta: no de madurez. A día de hoy en el segmento de los 40 a los 55 hay un montón de acepciones: MQMF, soccer mom, mamita, etc... A mi me gusta llamarlas de otra forma: me gusta llamarlas “mujeres que entienden”. Quiero viajar a una definición menos machista y más real, y a la vez hacer una coña de la frase “hombres que entienden” de connotación gay.

Quizá las “mujeres que entienden” formen parte...

Experiencias de un profesor (7: otra vez Lucía)

Nuestro profesor utiliza a su putita servicial para recabar información y así tenderle una trampa a la Barbie del colegio. Si lees la experiencia, valórala y coméntala. Las colegialas te lo agradecerán...

Anteriores experiencias:

1: Presentación.

2: Elena Castrillo.

3: Lucía Ortiz.

4: Carola Fabrés.

5: Aitana Villar-Mir.

6: Elena y Aitana.

La mañana siguiente pasó muy despacio. Tenía la...

En una Fiesta, me quedé dormida...

En una fiesta de estudiantes me quedé dormida en la cama de mi amiga. Al poco fui tocada, excitada y follada por un extraño, fue una de las mejores experiencias de mi vida.

Mi nombre es Sara, pero todos me llaman Sarita por mi estatura, y esta historia me pasó la pasada semana. Fui a una fiesta en casa de una amiga del instituto. En la fiesta había un montón de gente, algunas compañeros/as de la clase, otras de otra clase y amigos de amigos. Yo estuve bebiendo con mi amigas toda la noche. A mitad de esta me empecé a encontrar mal y mi amiga, la dueña del piso me dijo que me acostara en su cama  a descansar. Entré en el cuarto que estaba alejado del salón donde estaba concentra...

El collar de Daniela

Daniela recorre como cada día su ruta de metro hacia el trabajo. Como de costumbre, analiza minuciosamente a todos los hombres con los que se encuentra. Jamás imaginó lo que ocurriría la próxima vez que entrara en ese vagón. Descubre un relato lleno de pasión, sexo en público y calor.

Cada mañana Daniela se despertaba perezosa a las siete en punto. Silenciaba la alarma de su Samsung y se fundía cinco minutos más con sábanas antes de volver a la rutina diaria. Le encantaba esa pequeña tregua después del sueño, en la que dejaba volar su imaginación antes de pisar el suelo de la habitación para empezar un nuevo día.  En el cuarto de baño dejaba caer su ropa y ante el espejo, recorría de un vistazo su cuerpo de treintañera.  Siempre había odiado sus caderas anchas que morían en unos glúteos...