La pérdida de la inocencia (Parte I)

Relato autobiográfico, a modo de presentación, centrado en aquel momento de mi vida que supuso un antes y un después.

Antes de nada, me gustaría aprovechar esta oportunidad para presentarme en esta entrada inaugural, la primera de otras muchas espero.

Soy un chico en la veintena, aún joven, pero me considero ya bastante curtido en la vida, debido a la gran atracción que siempre me ha provocado esa fuerza interna que tenemos las personas por conocer lo desconocido e intentar reinventarnos cada día que pasa. He viajado bastante, he estudiado, he conocido a muchas personas, y siempre he mantenido activa esa sana curiosi...

Hay que pagarle al taxista

No tengo dinero con que pagar la carrera el taxi, pero estoy segura de que le gustaran mis métodos de para solucionar ese problema.

Me toco huir de la casa de Mario ya que su mujer ha llegado antes de tiempo. Mario y yo somos amantes hace más de un año, y así me gustan las cosas.

Paro el primer taxi que veo, el conductor es un joven de no vas de 25 años, su cabello es castaño claro y tiene una barba de dos días, que lo hace ver apetecible.

Me acomodo en el asiento de atrás y le digo la dirección. Cuando faltan unas seis cuadras para llegar busco mi cartera en el bolso, pero no la encuentro; comienzo a buscar algo de dinero e...

La Chica del Tren

El mes hice un viaje en tren por Italia, en unos de los trayectos me ocurrió algo asombroso con una chica que viajaba enfrente mía, y que quiero contaros

Hace unos meses tuve que coger un tren de larga distancia desde Roma hasta Venecia, el viaje duraba 3 horas, el tren se llamaba theredline.

El caso es que me tocó uno de estos asientos de 4 personas con una mesa en medio. Pronto estaba sentado, al momento apareció una familia, el padre madre y dos niñas, una chica una mayor que otra.

– 6D, 5A, 5B Y 5C – dijo la madre.

Mi asiento era el 5D y a mi lado había una señora napolitana, que por si no las conocen son las más escandalosas del...

La botella de champagne

Con la niña acostada decidimos darnos una alegría. Y mi mujer acabó experimentando uno de sus mejores orgasmos.

Tras una larga estancia separados mi mujer y yo decidimos que íbamos a darnos un homenaje y en el último día de vacaciones de ella (a mi aún me quedaban un par más) decidimos una vez acostada la niña que sería un buen momento para descorchar esa botella de champagne que teniamos guardada largo tiempo en la nevera. Así que preparamos algo de picoteo y abrimos la botella en cuestión. Mi mujer llegaba cansada del viaje y aunque había pasado tiempo desde nuestra última relación sexual el stress ocasionado por s...

El regreso de Alicia

Alicia y yo volvemos a cruzarnos, pero esta vez Marisa me ayuda a convencerla para tener sexo

Por culpa del trabajo no me quedaba mucho tiempo para los estudios, así que cuando me dieron el primer examen de estadística, no me sorprendí al estar suspendido.

Yo no le dí mucha importancia ya que el examen contaba muy poco del total, pero mi familia exageró el asunto, incluso empezaron a buscar un profesor particular. Para mi sorpresa, esto llegó a oídos de Sonia y ella propuso a Alicia, que por lo visto dominaba la asignatura, sin pensármelo dos veces, acepté.

Sonia lo apalabró todo con Ali...

Mi mujer ha vuelto

Tras un fin de semana sin ella mi cuerpo era una olla a presión. Y explotó, aún cuando el ruido de la cama no ayudase.

Siempre la he querido y por primera vez en mucho tiempo íbamos a estar separados uno del otro, así que el reencuentro debía ser formidable. Pero no siempre las cosas ocurren como nos gustaría.

Fui a recogerla al aeropuerto y al verla mi cuerpo se estremeció. Eran muchos días sin poder sentir su piel sobre la mía y mi deseo era irrefrenable. Ella era una mujer hecha y derecha, bajita con un pecho generoso y que no me cansaba de saborear siempre que podía, con un culo suave y que ardía en deseos de po...

Hotel, corrida y carrera, segunda parte

Alvarito ha descubierto el pastel. Si Lota y Cardo no están en casa para cuando él llegue, los va a crucificar. Una carrera contra reloj en la que no resistirán a la lujuria.

En la habitación del hotel, Ricardo sonreía y se relamía mirando las fotos de su teléfono. Su única vestimenta era el albornoz blanco del hotel, de rizo suavísimo, prenda que también llevaba Carlota, que dormía a su lado, apoyada en su hombro. Después del primer ayuntamiento, habían pensado en bajar a cenar, pero Cardo recordó que habían dicho que eran primos (“lo dijiste tú, no pluralices” le recordó Lota) y, como no quería cenar sin darse el placer de besarse de vez en cuando o comportarse como pareja de...

Jugando con la mente (I)

Madrugaste y saliste pronto de casa, algo más de lo habitual, para no coincidir conmigo. El juego comenzaba y repartías la baraja. Y pensabas ganar la partida.

El estridente sonido de la alarma me despierta y alargo la mano maquinalmente para sentirte. Como todos los días, busco tu contacto al despertar; me da seguridad y se ha convertido en nuestro pequeño ritual. Somnolienta, abro lentamente los ojos para comprobar lo que mis manos me dicen, que ya no estás en la cama. Cuando acabo de acostumbrar la vista observo una nota cuidadosamente colocada sobre tu almohada. Me acerco, reptando por la cama y la abro, leyendo a duras penas en la penumbra de la habitación lo...

Hotel, corrida y carrera

Lota y Ricardo van a pasar una noche agradable en un hotel pero, ¿qué pasará cuando Alvarito descubra el pastel?

—Teníamos habitación reservada, por favor. – sonrió Lota al recepcionista, mientras Ricardo permanecía un poco apartado de ambos, colorado como un tomate, y fingiendo que miraba las postales del expositor. No sólo disimulaba fatal, sino que además parecía una colegiala tímida y cada vez que alzaba la vista y notaba que alguien le miraba, se azoraba más aún; pegó un temblor y estuvo a punto de tirar el expositor, se cayeron varias tarjetas, se agachó a recogerlas y al alzarse de nuevo, se pegó un cabezazo co...

Ojos abiertos.

Esta historia comienza con un encuentro imaginario, pensar que podría hacer si vinieras aquí y mostrarte esta ciudad que es tan mía como lo soy yo misma, no nací aquí pero aquí me encontré cuando el espejo me devolvía una imagen que ya no reconocía

Esta historia comienza con un encuentro imaginario, pensar que podría hacer si vinieras aquí y mostrarte esta ciudad que es tan mía como lo soy yo misma, no nací aquí pero aquí me encontré cuando el espejo me devolvía una imagen que ya no reconocía

Quedamos en el mirador de Santa Lucía, en Alfama. Justo ahí, con Lisboa a mis pies y la mirada perdida estoy sentada con mi vestido rojo, me gusta mucho ese vestido, cae por mi cuerpo suave e insinúa mis curvas. Es un poco escorado, lo justo y tiene la espa...