El emprendedor. (Parte 3)
Aquella señora no era viuda, ni soltera pero estaba muy necesitada y solidariamente no me pude negar a aliviar su necesidad fisiológica teniendo en cuenta que a sus 62 años no era tan vieja como para dejarla abandonada de su ración de sexo.
Dos pisos por encima del de mi abuela, viviá un matrimonio formado por el señor Tomás de unos 70 años, acompañado de su esposa, Margarita, una mujer de 62 años de edad, muy amiga de mi abuela. Un sábado temprano don Tomás había pedido a mi abuela mi ayuda para ordenar su cuartito trastero de la azotea. Era casi media mañana cuando llegué, e inmediatamente don Tomás me condujo al lugar que él deseaba ordenar. Era un cuarto que hacía las veces de lavandería y trastero, y al cual se subía por la empinada escal...