La esclava perfecta (2)

Confirmo a mi amo Javier que voy a ser su esclava y continúo con mi segunda sesión de dominación.

Al día siguiente, cuando me desperté, analice todo lo sucedido la noche anterior. Me sentía humillada y vejada, pero aun así noté como tan sólo recordando me había empezado a mojar… Javier ya no estaba, me había dejado dormir, y supuse que habría ido a comprar el periódico y el pan como cada sábado.

En mi almohada había una orquídea morada y blanca. El sabía que eran mis flores preferidas, tan misteriosas, bellas y distintas… También había una nota. Comencé a leerla:

Querida esclava:

...

La esclava perfecta (1)

Mi primera sesión de iniciación en el sado como esclava de mi marido.

Hasta ese mismo momento no me había dado cuenta de donde me había metido. El amor a mi marido, y puede que también mi propia curiosidad y cierto morbillo me habían hecho prometerle que aceptaría ir a una reunión de intercambio de parejas, y lo que es más, que aceptaría a ser su esclava sexual durante todo el tiempo que pasáramos allí.

Y allí estaba yo, en el asiento trasero de un coche –supongo que el nuestro-, con los ojos tapados, sin bragas ni sujetador, con un vestido de lo más sugerente y c...

Me hice de una esclavita (2)

Les cuento de esta niñita, mi esclava personal, como fuimos avanzando en su sumisión llegando a límites increíbles.

Así pues, sin casi proponérmelo, como les contaba me hice de una esclavita, sorprendentemente casi una niña linda. En un principio me costó asumirlo porque a esa edad las mujeres y la gente en general no tiene la madurez suficiente como para tomar ese tipo de decisiones, pero aparentemente, Mara siempre lo tuvo claro desde que era más joven aún. Ella me contaba que desde los doce o trece años siempre sintió deseos de ser castigada, probablemente por haber vivido en una casa con un padre demasiado estr...

Sexo y sangre

Sí, mi amo...haré todo lo que me ordenes...(qué cachonda estoy)

LA ESCLAVA

No veo nada…me han vendado los ojos; me obligan a caminar; pero no se hacia donde voy. Oigo las voces susurrantes de más chicas a mi lado…sé que estamos en la calle, por el bullicio, el ruido…nos hacen subir unas escaleras, estoy algo drogada y la cabeza me da vueltas, tengo ganas de vomitar

¡Yo te doy 2 sacos de oro por ella!...

La chica es mía; te doy 20 sacos

De acuerdo, es tuya

¿Qué pasa ahora?, me empujan para que me mueva…me han vendido…Levamos una rato a...

Mi experiencia de sumiso con Leila

Leila es mi amiga intima, y entre los dos decidimos contactar a un hombre para que participe sexualmente con nosotros. Yo chupo los sexos de ambos.

Ahí estaba Leila, con su enorme culo y sus torneadas piernas enfundadas en medias de nylon negras sujetadas por unos portaligas blancos. Su pequeño calzoncito de algodón blanco se había deslizado por sus piernas hasta quedar enredados en la parte superior de sus botas de tacones altos.

Cabalgaba la verga de Alberto con locura. El enorme pico del hombre entraba y salía de la pequeña conchita de Leila mientras él la sujeta con fuerza con ambas manos por las tetas.

Estaba sentada de espaldas a...

Mi segunda experiencia de sumiso con Leila

Nuevamente contactamos a Alberto para proporcionarle placer entre Leila y yo. En esta ocasión, es la primera vez que beso el culo de un hombre, y siento el sabor de su mierda.

Estábamos los tres en una cama king, viendo películas pornográficas, cuando Leila se montó en mi cara y colocó su chorito en mi boca. Yo inicié una suave chupada a su conchita mientras ella se afirmaba con sus dos manos en el respaldo de la cama.

Mientras saboreo la chucha, siento el ruido que hace Alberto al orinar en el water y luego alcanzo a ver que la enorme verga que trata de entrar desde atrás en el sexo de Leila que luego de algunos intentos consigue empalarla con su ariete.

Siento...

Vecinas

Si les gustan las historias de dominacion, entonces no pueden dejar pasar este relato, les juro que les gustara.

Vecinas En una noche calida de verano, un solitario auto recorría la carretera, este era conducido por una preciosa mujer, su cabello suelto revoloteaba al compás del viento mientras ella tarareaba una canción. De un momento a otro empezó a bajar la velocidad del vehiculo hasta detenerlo por completo, salio del auto y se recostó en el. Mientras admiraba la firmamento, la luna y las estrella, pensaba lo hermosa que era la noche; de uno de sus bolsillo saco un cigarrillo y del otro un encendedor, desde...

La florista (5)

No la dejé marcharse, le indiqué cual sería su habitación y yo mismo le compré las cosas que podía necesitar y algo de ropa; no demasiada ya que la hacía andar desnuda por la casa. Me sentía como un coleccionista que ha conseguido una pieza rara, era como tener una obra de arte cuya belleza podía apreciar cuando me apeteciera. Además estaba siempre sexualmente dispuest

LA FLORISTA -5-

No la dejé marcharse, le indiqué cual sería su habitación y yo mismo le compré las cosas que podía necesitar y algo de ropa; no demasiada ya que la hacía andar desnuda por la casa.

Me sentía como un coleccionista que ha conseguido una pieza rara, era como tener una obra de arte cuya belleza podía apreciar cuando me apeteciera. Además estaba siempre sexualmente dispuesta, la penetraba anal o vaginalmente como, donde y cuando me apetecía, o no tenía más que indicarle que quer...

La florista (6 - Final)

Con el tiempo empecé a cansarme la situación, no había sorpresas y por tanto no había morbo. Estaba claro que era un juguete con el podía hacer lo que me pareciera. Al menos hasta el momento; pero ¿sería siempre así?, ¿había un límite a su aceptación? Tenía que forzar más la máquina y ensayar situaciones nuevas.

LA FLORISTA -6-

Con el tiempo empecé a cansarme la situación, no había sorpresas y por tanto no había morbo. Estaba claro que era un juguete con el podía hacer lo que me pareciera. Al menos hasta el momento; pero ¿sería siempre así?, ¿había un límite a su aceptación? Tenía que forzar más la máquina y ensayar situaciones nuevas.

No había sido nunca usuario de ese tipo de prácticas, la información me había llegada casi por azar; pero me pareció una experiencia atractiva. Pagué lo que me pidi...

En 10 minutos de ama a sumisa

En 10 minutos pasó de atar al chico a la cama y cabalgarlo a ser atada y follada.

EN 10 MINUTOS DE AMA A SUMISA

Alejandra estaba en la cafetería del hotel donde se alojaba, había ido a una convención como azafata a trabajar. En una de las mesas de la cafetería estaba sentado Fernando, se fijó en él, fue como un flechazo. Ella no le quitaba ojo hasta que él se dio cuenta y la miró primero de manera sorprendida para después pasar a desnudarla con los ojos. La verdad que la chica es un bellezón. Ella empieza a sacar la lengua a cada trago de su copa pasándosela por los labio...