Sometida en el desierto 4. El harén.
Tras acompañar a los jeques árabes en una expedición de caza, Laura descubre que no tienen intención de ayudarla a regresar a su país.
Al amanecer del siguiente día, tras la última jornada de caza, los ayudantes de la expedición se apresuraron a desmontar el campamento. Laura apenas había dormido, atormentada por el recuerdo del cruel juego al que había sido obligada a participar. Aún sentía doloridos su vagina y su esfínter. Tratando de animarse con la idea de que ese día recuperaría su libertad, se subió al todoterreno y se acurrucó en el asiento. El jeque no parecía estar interesado en ella ese día y la dejó tranquila. El traqueteo del...