El héroe inconsciente (1: el campamento)

Nada mejor que un amigo para superar la tristeza. Y si tiene un hermano, mejor. Y si además los dos viven cerca de un campamento scout...

EL HÉROE INCONSCIENTE. 1) EL CAMPAMENTO.

Apareció por fin la casa. Una pista forestal escabrosa y deteriorada había conducido a Sócrates hasta ella. Había estado allí una vez, sólo una, pero la recordaba con cariño. Su amigo Àngel, compañero de piso cuando vivía en Barcelona, se había convertido en un interesante campesino en la hacienda de su familia, cerca de Berga. La muerte precipitada de su padre había desencadenado los acontecimientos y Àngel, ingeniero agrónomo, había abandonado la empres...

Testigo de la hermosura (20: punto y aparte)

Separación definitiva, no sin antes vivir una última prueba de ternura y unos improperios inesperados. Las vivencias continuan en la serie El héroe inconsciente.

TESTIGO DE LA HERMOSURA 20: PUNTO Y APARTE

-Nos vamos a pasar la noche follando- afirmaba inconscientemente Oriol, sentado frente a Jordi en un rincón de la sala de juegos.

El bello nadador no le hacia mucho caso. Su mirada se perdía en el fondo de la pantalla del televisor. Ray manipulaba con gran dominio una máquina tragaperras mientras yo recogía los envases de las cervezas que habíamos tomado.

La languidez se había apoderado de nosotros tras una opípara cena. La sombra de la desp...

Testigo de la hermosura (19: Uno menos)

Las últimas horas de Gonzalo con el grupo resultan algo tempestuosas.

TESTIGO DE LA HERMOSURA 19

Hacia las ocho y media sentí ganas de ir al baño. Fui centrándome y recordé con agrado que no estaba solo en la cama. Ray dormía profundamente, como siempre. Si no había cambiado de costumbres, era capaz de pasarse la mañana entera en la cama. Pero yo no podía permitirme ese lujo. El corazón se me encogía cuando pensaba que el grupo se desmoronaba. Lalo se iba esa misma tarde, sin que nada ni nadie pudiera detener el tiempo. De regreso del baño me entró pánico. ¿Quién...

Testido de la Hermosura (18: El visitante)

Se une al grupo un visitante que pronto cautiva la atención de los más jóvenes. Es un provocador, pero se mantendrá a una distancia prudencial.

TESTIGO DE LA HERMOSURA 18

El sentido del deber cumplido dejó nuestros deseos amordazados la noche siguiente a la orgía. Hubo, claro está, manifestaciones notoriamente erógenas, pero las efusiones que surgieron espontáneas seguían mejor la ruta de la ternura. Formábamos un grupo de cuatro seres entregados a la amistad casi con celo novicio. Fue reconfortante poder descansar con la tranquilidad de saber que el destino se había consumado. Yo, por lo menos, lo necesitaba. Eran muchos días de ajetre...

Testigo de la hermosura (17: la orgía)

El tiempo se acaba y pronto cda uno irá por su lado, así que es importante emplear de forma creativa los días que quedan...

TESTIGO DE LA HERMOSURA XVII: LA ORGÍA

Cuando bajamos a desayunar estaban cerrando el comedor. Últimamente se repetían las prisas por pillar algún bocado urgente. Después nos fuimos a la piscina y jugamos un rato. Los padres de Jordi tomaban el sol y se zambullían esporádicamente, observándonos desde la distancia. Permanecían juntos pero apenas se dirigían la palabra. En una ocasión, cansado del ritmo incesante de los juegos juveniles, me tomé un respiro y me dirigí a la barra. Allí estaba la ma...

La cabaña: Epílogo

Miki de vacaciones... Aparecen Rachid y David y, cómo no, los gemelos y el pelirrojo. Final de la serie.

LA CABAÑA (Epílogo)

El 21 de Diciembre del 2001 comenzaron las vacaciones de Navidad. Miki y yo pasamos la noche juntos en mi casa, donde mi cama se había acostumbrado ya al brío febril de nuestros asaltos . El sábado a mediodía él y toda su familia salieron de viaje al pueblo de su madre, donde iban a pasar las pascuas. Me quedé solo.

El día 24, a pesar de ser Nochebuena, la agencia de viajes que había en mi barrio estaba abierta. Me dirigí a ella con el fin de encontrar algún viaje de úl...

La cabaña (7: Miki, por fin)

La cortina de la cabaña se abre y aparece Miki, espléndido y dispuesto a todo.

LA CABAÑA VII: MIKI, ¡POR FIN!

Recobré el sentido de la realidad envuelto en un jadeo. No así la conciencia, que tardó un poco en situarme en el tiempo y en el espacio. Unos ojos preciosos me miraban, y una voz dulce pronunciaba un nombre raro, al que yo tardé en responder.

-¡Slava!

Era Miki, mi sensible Miki, mi afectuoso Miki, al que había olvidado completamente. Me agarraba del brazo y me agitaba. Por lo visto mi cara era de lo más estúpido porque el chico insistía.

-¡Slava,...

La cabaña (6: ¿Dónde está Miki?)

Cuatro muchachos "inocentes" encuentran al ruso nuevamente a punto. Pero lo más importante: ninguno de ellos es Miki.

LA CABAÑA VI: ¿DÓNDE ESTÁ MIKI?

Un sonido lejano me despertó. Tardé unos segundos en comprender dónde estaba. Instintivamente me toqué la cabeza, que me dolía un poco. Me encontré la peluca. Ya me acordaba: yo era el ruso, y estaba en la cabaña. Un ligero dolor en mi ano me trajo a la memoria todo lo sucedido. Oí voces que se acercaban. Supuse que serían los chicos. No tuve tiempo de mirar el reloj. Llevaba puestos los pantalones hasta las rodillas. Me arreglé un poco la ropa sin taparme mientra...

La cabaña (5: Hermanos de leche)

Hay que darse prisa y llegar a la cabaña antes que los muchachos. Pero dentro ya hay alguie esperando...

LA CABAÑA V: HERMANOS DE LECHE

Tuve que fingir una indisposición para abandonar el banquete de conmemoración del día del fundador del colegio. Se estaba tornando aburrido y yo debía pensar en mis intereses. A las tres ya estaba en casa, ante el espejo, colocándome el postizo en el mentón y la nariz. Oscurecí mis cejas, una capa de maquillaje, la famosa cicatriz en la mejilla, todo el proceso realizado en una hora. A las cuatro y media divisé la silueta de la bendita cabaña recortándose en el hor...

La cabaña (4: La fiesta del fundador)

El partido entre profes y alumnos permite al profesor conocer las intimidades del vestuario masculino y exhibir algunas habilidades...

LA CABAÑA IV: LA FIESTA DEL FUNDADOR

Pasé el fin de semana reflexionando. Por un lado lamentaba no haber adoptado la personalidad del ruso para experimentar placeres indescriptibles. Por otro, gracias a ello disponía de una información privilegiada sobre mis alumnos y sus "aficiones" sexuales. Paralelamente sentía aumentar mi cariño por Miki. Creo que me estaba enamorando. Y al mismo tiempo lamentaba que mi relación con él no pudiera ser más transparente, más sincera. En fin, navegaba en un mar...