Diario de un gigolo (10)
María es una chica libre, Johnny un adolescente deseoso de perder la virginidad. La ocasión la pintan calva.
Alargué la mano y cogí el cenicero-vagina. Me llamaba la atención aquel sorprendente artilugio. La plataforma de sostén eran dos testículos aplastados en color carne, muy realistas. El pene era grande y gordo, llegaba hasta los labios color rosa y sostenía una vagina cortada por la mitad donde se echaba la ceniza. Todo muy bien moldeado en un material que desconocía, no era cerámica ni tampoco plástico. De tanto manipular el soporte testicular el artilugio se puso en funcionamiento dándome un gran sus...