Venus de fuego (05)
A Johnny nunca se le olvidará que una vez deseó tener el miembro erguido como un asta de por vida. Los potingues de Lily pueden hacer milagros, ¡pero qué milagros!.
VENUS DE FUEGO V
No sé el tiempo que tardamos en calmarnos. Venus debería sentirse aplastada bajo el peso de mi cuerpo, pero no se quejaba. Me agarraba cada vez con más fuerza y gemía suavemente. Acercó su boca a mi oreja, la mordisqueó ligeramente y como si le costase un esfuerzo terrible, como si aquel susurro saliera de sus entrañas y no de su boca, me dijo: Te quiero, Johnny. Apenas fue un silbido en mi oreja, pero comprendí que había logrado más de aquella mujer que todas las pollas anónima...