El macarra de mamá
De cómo me convertí en el chulo de mi madre
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Mi padre no era un tipo precisamente popular. Era respetado. O, mejor dicho, temido, que no es lo mismo. Mucha gente le debía favores y creo que, cuando llegó el fatal desenlace, más de uno se alegró, a pesar de las hipócritas palabras de consuelo que hicieron llegar a su viuda, Angustias, a la sazón, mi recatada madre.
El funeral y el posterior entierro fueron en petit comité . El viejo no tenía hermanos y mi madre, sólo una hermana, que, peleada desde tiempos inmemoriales con su cuñado,...