La muerte nos sienta tan bien... 2
Miré hacia la otra cama mientras Néstor me embestía en profundidad, convencido de que eso sí que habría despertado a Juan. En efecto. Juan parpadeó varias veces, acostumbrando sus bonitos ojos a la luz. Después miró a Néstor y puso cara de vete a follar a tu habitación, cabrón, y luego me vio a mí
La muerte nos sienta tan bien… II
Así que Lían aún sentía algo por Néstor. Y al mismo tiempo yo le gustaba (físicamente, intelectualmente y quizá hasta para enamorarse de mí). Me pregunté si Lían no estaba buscando desesperadamente alguien a quien amar. Y me alegré de no haberle dicho que él también me gustaba. No deseaba darle esperanzas. Había enterrado a mi novio hacía diez horas y había conocido, quién iba a decirlo, a ocho chico...