Maite. Secuestrada en Egipto. Parte XII

Nuevos castigos para nuestra querida perra Maite.

Avancé unos pasos, sin atreverme a levantar la vista del suelo.

«Quédate quieta, de rodillas» me dijo Ashraf, muy seriamente

«Si Amo» le respondí yo en un susurro

Se levantó de la silla y vino hacia mi. Empezó a andar a mi alrededor, como pensando qué me diría o cual sería su siguiente paso, aunque conociéndole seguro que ya lo tendría todo planeado de antemano, y que lo único que pretendía al hacer eso era ponerme más y más nerviosa, y lo estaba consiguiendo. En ese momento, esperando que...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte XI

Otro castigo.

Salima salió de la habitación y fue a buscar lo que el Amo le había pedido.

Lo primero que hizo Ashraf fue ponerme una mordaza, una de esas que llevan una pelota. Luego, me puso a los pies de la cama, de rodillas, con el tobillo y la muñeca derechos atados a ese poste de la cama, y los izquierdos al otro. De este modo quedé con la cara apoyada en la cama, el culo totalmente en pompa, y las piernas completamente abiertas.

Esta vez cogió un látigo de varias colas. Sin previo aviso alzó la mano y Z...

Maite. Secuestrada en Egipto. Partes IX y X.

Ashraf por fin se folla a Maite. He juntado 2 capítulos en uno para no romper el clímax, por eso éste es más largo que los anteriores.

«Supongo que ya te imaginas para qué hemos venido aquí» me dijo Ashraf

un rubor me delataba, no haciendo falta que le respondiese nada

«El primer día ya te expliqué para qué te había comprado. Vas a ser mi esclava en todos los sentidos, mental, físico, y hasta espiritual.»

a este tío se le va la pelota completamente...

«Sé que por ahora te será difícil de creer, pero todo llegará en su momento. Por ahora espero que te haya quedado claro que cuando te comportas bien tienes tus ventaja...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte VIII

Otra parte más de la serie.

Tragué saliva, inspiré hondo, y empecé a avanzar poco a poco hasta el centro de la habitación. La puerta se cerró a mi espalda. Oí la profunda voz de Ashraf diciéndome:

«Arrodillate»

Así lo hice.

«Ven a cuatro patas y ponte debajo del escritorio, tengo mucho trabajo que hacer y me la vas a chupar mientras lo hago»

«Si Amo, se la chuparé mientras trabaja»

Como me había dicho, fui andando a lo perrita por la habitación, me situé debajo de la mesa, subí su túnica, y me puse su pol...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte VII

Ashraf se folla a salima, frente a Maite, despues de csatigarla.

Mientras estaba allí colgada, con la cara y el pelo manchados con el meado de mi Amo (porqué será que empiezo a llamarle así en mi mente...?), con todo mi cuerpo ardiendo por el inmenso dolor que sentía... vi que Salima empezaba a limpiar el water...

Me extrañaba que hubiera uno... teniendo en cuenta que no había agua corriente en la ducha ni los grifos, pero luego ví que ella tiraba un cubo de agua dentro para dejarlo limpio...

Ashraf seguía en el baño, limpiándose las manos en el mismo cubo de...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte VI

Un castigo en el baño. No apto para almas delicadas!

Ashraf me llevó hasta el baño en el que había estado antes... y me preguntó:

«Tienes sed, perra?»

«Si Amo, tengo mucha sed» le respondí

«Puedes beber de allí, y limpiate un poco que pareces una cerda en vez de una perra con lo sucia que vas»

«Si Amo, gracias Amo» dije, y fui donde me decía, era un cubo de agua situado al lado de una pica, por lo que deduje que allí se limpiarían las manos y lo que fuera todos los que pasaran por aquí. Me dio mucho asco, pero bebí de aquel cubo, y lue...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte V

No Consentido? Dominación? He recibido tanto críticas como halagos por esta serie, por lo que voy a continuarla tal y como me sale al natural. A los que la seguís, espero que os guste.

Había pasado toda la tarde sentada en esa esquina, con los muslos, el trasero, el estomago y mis pechos doliendome por los azotes. Conforme pasaron las horas mis piernas empezaron a dolerme por no poder moverme de aquella postura, el terror podía más que cualquier dolor muscular, y llegada la noche, un deliciosos olor a comida recién hecha me distrajo de todo aquello. Me di cuenta que llevaba dos días sin comer, y bebiendo el agua justa para no morir deshidratada, tenía mucha hambre, y deseaba, ansiosa, que...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte IV.

Ashraf, el traficante que ha comprado a Maite, empieza a someterla para convertirla en su esclava.

Ashraf, el traficante, se acercó a mi. Cuando lo tuve delante no fui capaz de aguantar su mirada, sin quererlo bajé la vista para no tener que enfrentarme a él directamente. Creo que le gustó esta reacción.

Se paseó a mi alrededor, observando minuciosamente cada detalle. Cuando estaba a mi espalda, con una mano me rozo suavemente los cachetes de mi culo bajo el vestido. Luego se sitúo frente a mí, me puso una mano en la barbilla, cogiéndome media cara, y me hizo levantar la mirada. Me quedé atrapada p...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte III.

Si te gustaron las dos anteriores, continua leyendo la historia de Maite.

Era ya bien entrada la tarde cuando llegamos a un pueblo perdido en medio de la inmensidad de la nada. Parecía un espejismo... había árboles y arbustos... y un montón de casuchas bajas y desvencijadas, junto a un lago.

El negro, que no me había hablado en todo el camino, paró el coche frente a una lujosa mansión, en medio del poblado. Se apeó y, cogiéndome por las cadenas me hizo bajar... yo estaba muy avergonzada, con las mejillas encendidas en fuego, porque seguía medio desnuda y me estaba haciendo...

Maite. Secuestrada en Egipto. Parte II.

La Venta de Maite.

Aquella noche lo pasé fatal. Mi secuestrador se tumbó encima de las mantas, apagó la luz y se puso a dormir. Yo seguía con las manos atadas a la espalda y la cadena de hierro amarrada a mi cuello por un frío collar. Intenté librarme, pero todos mis intentos fueron inútiles.

No podía dormir. No paraba de pensar qué pasaría conmigo. ¿Volvería a abusar de mí este viejo gordo cuando se despertase? Esperaba que no... su polla me daba mucha repulsión... solo de pensarlo me volvían las arcadas... ¿y con quié...