Retorno al porno, esta vez extremo (II)

Le dije que aquello era prostitución y yo nunca había caído tan bajo. Él me contestó que si prostituirse era ganar dinero mediante el uso sexual del cuerpo, lo que yo hacía, pese a llamarme actriz, era lo mismo.

Las sesiones de rodaje comenzarían en un mes, la primera película se rodaría parte en una vieja mansión cerca de Huesca y el resto en un plató de Barcelona. En ese mes me puse al día haciendo gimnasia y vigilando mi alimentación, pues las sesiones de rodaje porno son muy duras, sobre todo si se quiere una mínima calidad profesional y algo de pundonor para hacer bien el trabajo.

El día anterior al previsto para el inicio estaba ya presente en la casona. Esa noche me acosté con el que sería mi pri...

Retorno al porno, esta vez extremo (I)

Me contaron que en la industria del porno cada vez era mayor la demanda de escenas de mujeres maduras.

Cuando Raúl y Roberto nos anunciaron su visita mi marido dijo que seguramente solo venían para echarme un polvo. Le contesté que era un malpensado. Tenían a su disposición muchas mujeres más jóvenes que yo para follar.

Mi marido, Luis, tiene 60 años y yo 48. Tenemos una hija, Alicia, de 17, y los dos vivimos retirados de nuestra profesión, actores porno, desde hace ya siete años yo y diez Luis. Alicia estudia en Estados Unidos y está al corriente de nuestra antigua profesión

Raúl y Roberto...

La ceremonia de mi esclavización (III - Final)

... como ganado que eres puedes ser empleado como bestia de labor, como mascota para placer o como animal de reproducción. Cuando, donde y con quien yo decida.

Al despertar ya no estaba Retrete, a quien no pude ver en los dos siguientes días, durante los cuales Nory recibió muchas visitas a las que me mostraba con gran orgullo cuando alababan el trabajo efectuado en mis agujeros, que nadie se privaba de abrir para comprobar su gran elasticidad y diámetro. Casi todos los visitantes me usaban ya que Nory les invitaba contándoles que estaba de promoción. Me utilizaban tanto hombres como mujeres. Lo que más les gustaba a éstas era meter su mano en mi culo y extr...

La ceremonia de mi esclavización (II)

De las dos mujeres que me adiestraban como esclava supe que la de látex negro era la madre de mi Amo, y me contó cosas cuando sufrimos juntas.

Cuando sentía próxima mi agónica muerte por explosión de mis intestinos, las dos mujeres de látex aparecieron y me quitaron la capucha y liberaron mi negro agujero de su tapón. Supongo que debí evacuar un violento y abundante contenido, porque las dos largaron una inenarrable retaila de maldiciones y condenas sobre mi persona y quejas sobre las tareas de limpieza que tenían que acometer.

Como venganza por mi sucia conducta me pellizcaron los pezones y el clítoris con sus largas, bien lacadas y c...

La ceremonia de mi esclavización (I)

Pese a mi condición de esposa y madre madura, aquel jovencito amante perfecto, me condujo hasta la entrega absoluta de mi cuerpo para lo que él dispusiera.

Mañana sería el gran día, y estaba entre aterrorizada y frenética por que el ansiado acontecimiento llegase: por fin Roby iba a tomar plena posesión de mi como esclava.

Mi Roby, la más fantástica y mejor manejada polla del mundo. Entró en mi vida cuando mi matrimonio apenas existía ya. Me casé porque quedé embarazada muy joven y tanto la familia de mi marido como la mía insistieron, pero Pablo y yo no nos amábamos. De mi embarazo nacieron mis preciosas gemelas Laura y Lucía, ahora de 24 años de...

Mamá Z (II - Final)

Prosigo con mi degeneración.

En esas condiciones físicas me sorprendió la llamada de Lucrecia para acudir a rodar varias escenas de una película que se había comenzado. Le dije que no estaba en condiciones, pero ella insistió y, ante mi radical negativa, me sugirió que leyese el contrato. Preocupada lo leí y, efectivamente, si no cumplía hasta el día del parto podían llevarme a juicio. Espanto me daba comparecer en un juicio por incumplir un contrato de actriz pornográfica. Me imaginaba a mi marido leyendo la primera citación.

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Mamá Z (I)

Una mamá hormonalmente alterada por su último embarazo ansía ser follada por perros y busca la forma de satisfacerse.

Las normas sociales dicen que soy una degenerada, pero yo disfruto de mi cuerpo y me encuentro satisfecha como nunca en la vida. Por la cantidad de cartas de mis admiradores, al tiempo que soy dichosa, entrego placer a otros. Me explicaré:

Teniendo ya dos hijos de 15 y 13 años, me encontré preñada, a mis 42 de edad de aquel que dicen el del descuido. Más que del descuido, sería el de la Ley de Murphy, porque hace falta mala suerte de quedarse embarazada de tu marido cuando te folla una vez cada...

Agitado fin de semana

Demasiado trajín para una ama de casa en avanzado estado de gestación en el fin de semana en que pensaba descansar.

Este fin de semana pasado pensaba descansar, salir de paseo con mis hijitos, llevarles al cine, al parque de atracciones, en fin, lo que debe hacer cualquier madre decente, no como yo, que los tengo demasiado abandonados por causa del trabajo. Estoy cansada debido a mi embarazo, en su octavo mes, de mi tercer bebé. No por eso mi jefe me tiene contemplaciones. Dice que ya descansaré tras el parto.

Pero en vez de apacible, el fin de semana resultó trepidante. El viernes por la tarde mi esposo lleg...

Mi amante es un hombre fascinante (II)

Sigue la fascinación de la adúltera por su amante, quien la va conduciendo gradualmente a admitir cualquier perversión.

Pese a que las sorpresas de mi amante eran cada vez más arriesgadas para mi y me atemorizaba que mi familia y mi entorno laboral las descubriese, mi fascinación por él aumentaba progresivamente y no podía prescindir de acudir a sus citas.

A veces él no acudía a alguna cita, pero si Elena, su esposa, que me hacía pasar deliciosas horas en una habilidosa sustitución de su marido. Alguna vez las tardes con Elena fueron compartidas con otras mujeres en unas deliciosas orgías lesbianas.

Una sem...

Mi amante es un hombre fascinante (I)

Una mujer casada pero desconocedora del placer es presa de un hombre experimentado y de su esposa.

Mi amante es un hombre fascinante. Me ha hecho recuperar mi juventud que yo consideraba terminada a mis 28 años, con dos hijos y un marido aburrido y falto de interés por mi y por el sexo, un trabajo estresante y una vida cotidiana absolutamente monótona.

Lo conocí en una fiesta de la empresa por causa de unos espléndidos beneficios. Trabajaba en otro área y nunca me había fijado en él. Entre mi mortal aburrimiento vital, su gracejo y labia, su atractivo varonil, su embriagadora agua de colonia...