Susy, una ama de casa muy dulce 4

La juventud de Raúl no podía pasar desapercibida para ella. Trabajando en la casa de al lado todos los días despertaba en ella los pensamientos más sucios y calientes; pero hoy lo tenía en su propia casa, frente a ella, con su juvenil y musculoso cuerpo, semidesnudo... solos: ella y él.

Carlos llegó en punto de las 7 y media de la noche. Susy –su mujer-la esperaba con una sonrisa y una alegría franca, producto de haber gozado, intensamente, esas dos vergas que por la mañana la habían poseído. Era jueves y el fin de semana llegó pronto. Como acostumbraban el domingo por la mañana salieron a desayunar a un pueblo cercano. El aire campirano revivía a Carlos y a ella le agradaba ir a esos espacios donde los hombres rudos no tenían reparo en observar sus nalgas, que como siempre, se apret...

Doña Susy, una ama de casa muy dulce 3

Era el momeo adecuado, la calentura de la abstinencia en que Carlos, su marido, la tenía no era para menos; y ahí ban ellos: los dos chicos, calientes, potentes y dispuestos a cogerla. Manuel y "el chino" con las dos vergas duras, ya sin recato alguno, se la mostraban,bajándose la piel para que la viera y se le antojara aún más.

El baño pasó muy rápido, o por lo menos no era su intención quedarse ahí, entre toqueteos, besos y una que otra hincada de doña Susy para mamar las vergas de los jóvenes mientras el agua resbalaba por su cara, haciendo, incluso, un poco difícil su respirar pero gozándolas como nunca lo había hecho desde años atrás. Lo importante en ese momento era dejarlas limpias para lo que se avecinaba.

Los chicos salieron del baño y ella permaneció aún por un rato más. Realizó todo el procedimiento necesario...

Susy, una ama de casa muy dulce 2

No era su primera vez con dos al mismo tiempo, pero ahora tenía dos vergas jóvenes y dispuestas para lo que ella mandara y ordenara. Era la dueña de la situación, dominante pero deseosa y ardiente y dispuesta también para complacerlos en lo que quisieran.

Después de brindar con los muchachos y darle un trago más a su cerveza, decidió ponerse de pie desconcertando por un momento a los chicos. "Creo que el dominó ya resulta aburrido, traeré algo mejor" dijo doña Susy. Se levantó y sin ir demasiado lejos abrió su bolso y extrajo de él una perinola, mientras los ojos de los dos adolescentes se posaban, como si estuvieran acariciando a la distancia sin recato alguno, aquel par de hermosas nalgas que aún seguían enfundadas en ese apretado pantalón de mezclil...

Susy, una ama de casa muy dulce 1

El vestido rojo se pegaba prácticamente a cada centímetro de su cuerpo dibujando perfectamente y palmo a palmo su sinuosa y apetitosa figura. Su vestido llegaba un poco más arriba de sus rodillas, a cada paso que daba se notaba claramente un par de piernas hermosamente torneadas. Ella sabía que era producto de las horas trabajadas en el gimnasio

El vestido rojo se pegaba prácticamente a cada centímetro de su cuerpo dibujando perfectamente y palmo a palmo su sinuosa y apetitosa figura. Su vestido llegaba un poco más arriba de sus rodillas, a cada paso que daba se notaba claramente un par de piernas hermosamente torneadas. Ella sabía que era producto de las horas trabajadas en el gimnasio. Doña Susy caminaba por las empedradas calles de su nuevo vecindario. Con unas zapatillas más bien bajas y sin medias por el calor de la zona, con una bolsa d...

Susy, una esposa muy dulce 3

Esa noche mi esposa había elegido, para vestirse, algo muy fresco. Era una noche cálida, por lo que se puso una minifalda azul de tela muy suave, zapatillas del mismo color sin medias y una blusa sin mangas, para variar no quiso llevar brassier

Ya habían pasado cerca de dos meses de aquella ocasión que Jorge había disfrutado a mi esposa. Recordar aquella sesión de sexo entre ellos me prendía sobremanera cuando mi mujer y yo disfrutábamos de nuestra intimidad. Mi erección era tal que nuestras sesiones de sexo eran como nunca antes lo hubiesen sido. Esa noche especialmente nos encontrábamos sumamente calientes. Decidimos salir a cenar. El lugar que escogimos se llama "El rincón de Charly". No era un restaurante muy grande. Cerca de 10 a 12 mes...

Susy, una esposa muy dulce 2

Susy se sentó junto a nosotros, y al hacerlo la bata subió aún más dejando ver sus hermosas y bien torneadas piernas. Sus finos y descalzos pies, se cruzaron unos a otros, dejando ver su roja tanga que apenas cubría su triángulo perfectamente depilado

Susy se sentó junto a nosotros, y al hacerlo la bata subió aún más dejando ver sus hermosas y bien torneadas piernas. Sus finos y descalzos pies, se cruzaron unos a otros, dejando ver su roja tanga que apenas cubría su triángulo perfectamente depilado. Me paré casi inmediatamente y trastabillando a propósito me dirigí hacia el aparato de sonido para ponerlo en funcionamiento con un disco que ya anteriormente había preparado. La música se dejó oir ... "era un pueblo con mar, una noche, después de un co...

Susy, una esposa muy dulce

La reaparición de Susy, casi me corta la “borrachera”, jamás pensé que ella fuera a regresar así, vestida, casi desvestida, era imposible quitarle la vista, definitivamente era obvio que estaba decidida: Un bata semitransparente, roja, de una sola caída, sus finos tirantes apenas lograban sostenerla y eran el único obstáculo para no caer a sus pies.

SUSY, UNA ESPOSA MUY DULCE...

Quiero hacer un salto en el tiempo, no pienso dejar inconclusa toda esa parte vivida en mi adolescencia, sólo que quiero contar lo que actualmente vivo y que me excita muchísimo.

Dicen que uno repite historias, que los hijos se casan con mujeres parecidas a sus madres, y cosa similar hacen las hijas. Por supuesto que parece, asimismo, que esto no es consciente del todo. Aquello que viví de joven al parecer había quedado olvidado. Al menos no eran recuerdos que...

Susy y el casero (4)

Mientras Susy se sentía en la gloria su cabeza voló hasta su adolescencia, don Julio, el padre de Silvia también la hacía suya...

La mano de Susy siguió jugando con la verga del viejo Margarito, era notorio que deseaba más. Prácticamente acababa de ser penetrada pero deseaba más. Margarito estaba confiado y seguro del efecto del té tomado desde temprano, pero también sabía que tenía que esperar un poco más, a sus 56 años, con 20 más que Susy, él estaba consciente de sus fuerzas. Se acercó a ella y la empezó a besar en su cuello, recorriendo sus lóbulos llegó hasta su boca y, en un beso caliente, selló la boca de Susy, mientras l...

Susy y el casero (3)

las manos del viejo Margarito se deslizaban en sus senos por encima de la suave tela del vestido en el cual Susy se había enfundado, acariciando suavemente cada uno de ellos, y luego recorrían su figura sinuosa, desde el inicio de sus axilas hasta la parte baja de sus muslos, como queriendo aprenderse de memoria, grabando cada detalle de su cuerpo, acariciando su hermoso y deseable cuerpo lentamente con la palma de sus manos,

Así en penumbras como estaba la sala, el viejo se colocó detrás de Susy, bajó suavemente los tirantes de su vestido, dejándolos a medio hombro. No pretendía desnudarla la imagen de ella con los hombros desnudos y el vestido que caía dibujando cada palmo de piel aunado con la media luz que existía, hacía que Margarito se excitara aún más. Siguió besando su cuello, sus hombros, recorriendo centímetro a centímetro cada pedazo de piel, con sus labios el viejo apenas la tocaba. En el recorrido que iban de...

Susy y el casero (2)

- ¿Y su marido? Volvió a preguntar don Margarito, esta vez un poco más temeroso. - Mi marido está de viaje, dijo ella, por eso pospuse la comida hasta hoy, iba a salir el lunes pero le cambiaron la fecha para hoy. Estoy sola

SUSY Y EL CASERO – PARTE DOS

Nunca antes un fin de semana le había parecido tan largo al viejo de Margarito, desde la separación de su esposa –hacía ya 5 años- ciertamente los fines de semana se pasaban lentos pero nunca había sentido el peso de las horas, minutos y segundos como una enorme losa que parecía le aprisionaba de manera asfixiante todo su cuerpo. Quería que ya fuera lunes para ver a Susy, es más quería llamarla para saber de ella. No se atrevía. Carlos, el marido de Susy, con segurid...