Susy, una dulce ama de casa. Eso puede esperar

El rudio de una cuarta nalgada rompió el breve silencio que surgió después de las palabras de Susy, enrojeciendo la parte golpeada, y haciendo chorrear su ardiente vagina. Estaba descubriendo algo que no había sentido antes. Se estaba excitando demasiado al sentirse sometida y golpeada.

Nuevamente se encontraba recostada en la cama, con las piernas abiertas, las rodillas ligeramente dobladas y sus delicados y suaves pies reposando en los hombros del chico; su espalda se arqueaba y empujaba sus caderas hacia afuera para sentir totalmente, y hasta el fondo, la penetración ansiosa y vigorosa. Gozaba enormemente la dura y frenética cogida que le estaba dando Manuel, su “manú”.

Esta vez era diferente, notaba a un chico con el rostro duro, no había ternura, solo deseo, pasión, y quizá hast...

Susy, una dulce ama de casa. josé, el vendedor

Corría junio, nuevamente había amanecido con una suave lluvia que mojaba las empedradas calles de aquella zona, que, aunque calurosa, ahora se refrescaba bastante; pero ella, saboreaba esa rica tortura de aquel calor que reconocía perfectamente, y que se divertía en su rica entrepierna

El día anterior había sido fabuloso, recién conoció a Armando y ya había probado el sabor y la tersura de aquel cuerpo joven; se había sentido poseída por aquella virilidad dura y gruesa, la cual había abrigado entre sus piernas de la manera ardiente y experta como solo ella sabía hacerlo. Tal vez no había disfrutado plenamente a Armando, pero ya habría tiempo para ello.

Corría junio, nuevamente había amanecido con una suave lluvia que mojaba las empedradas calles de aquella zona, que, aunque calu...

Susy, una dulce ama de casa. La prepa. Parte 1

Susy atravesó la plaza cívica, seguía excitada. El recreo empezaba y varios jovencitos y jovencitas ya salían para descansar un rato de sus aburridas clases. No sabía dónde lo había visto pero al levantar el rostro vio a la distancia a un joven que se le hizo conocido.

Miró el reloj: eran las 8 y 10 de la mañana. Carlos, su marido, tenía ya casi una hora de haber salido de casa. El atrevimiento de su “Manú” como ella le decía, el día anterior, la tenía muy excitada, y la idea de estar con los tres jóvenes al mismo tiempo, demasiado caliente. Esperaba la hora, no podía ser un mejor día. Bastante nublado, con una lluvia pertinaz y abundante que había caído a lo largo de la noche, y que aún mojaba la tierra de vez en cuando, hacían un clima ideal para encerrarse a disfrutar...

El cumpleaños 38 de Susy. El final corregido.

Llegaron a “El Venado” todo estaba oscuro y sintió cierto temor, sin embargo el calorcillo que sentía subir a lo largo de sus piernas para entretenerse en sus labios más hermosos y que lucían perfectas con el corte con el que se había depilado su lindo pubis, la hacían olvidarse de aquellos temores.

El sol ya alcanzaba bastante altura y bañaba con su luz toda la casa, era casi verano y el nuevo horario adelantaba una hora más a las manecillas de todos los relojes, y mientras Carlos servía el jugo de naranja en el vaso medio vacío de su esposa, le preguntó sin ocultar sus sentimientos, y mirándola fijamente a los ojos:

¿Quién te vino a dejar anoche?

Ella le sostuvo la mirada, tenía demasiado camino recorrido y vasta experiencia para dejarse amedrentar ante una pregunta, aunque fuese su mari...

El Cumpleaños 38 de Susy. 3a Parte

Susy se sintió un poco decepcionada cuando al llegar a “El Venado” no veía por ningún lado al apuesto dueño: Jorge. No dijo nada, se ubicaron en una excelente mesa con la asesoría del mesero; rodeada de flores, plantas verdes y de colores exóticos...

Carlos lavaba, con cierta preocupación, los trastes sucios. Ya había preparado una mamila y había hecho dormir a su nena. Miró el reloj, nuevamente, eran las 8:43 de la noche y aún no tenía noticias de su esposa Susy. No acostumbrada marcarle, a pesar de lo que a él le constaba por sus ojos, seguía creyendo lo que ella le decía, engañando así a su corazón y a su mente (Susy y el casero, un final inesperado http://www.todorelatos.com/relato/77709/ ). ...

El cumpleaños 38 de Susy. 2a Parte

La juvenil, dura y ardiente verga era albergada por la rica y caliente vulva de doña Susy mientras el dedo índice, previamente ensalivado iba profanando aquel agujero que invitaba a la perversión...

“Nunca he sido bueno para la escuela. Mi mamá habló con mi maestra de Química para que me ayudara en los estudios, eso fue hace unos meses, yo iba en tercero de secundaria. Fui varias veces a su casa, hasta que un día estuvimos solos. La verdad nunca pensé ni me imaginé que algo así podría suceder, pero esa tarde creo que ella estaba muy caliente, y las cosas se fueron dando o ella las fue provocando, no lo sé, hasta que terminamos en su cama” Concluyó el escueto relato de Toño. Susy hubiera deseado más det...

El cumpleaños 38 de Susy

Acababa de cumplir 38 años, se sentía más sexy, más guapa y más deseada que antes; ahora sólo deseaba sentirse poseída y penetrada por una virilidad que la llenara, imaginaba en su caliente mente lo que podía pasar en la tarde después de la comida, pero esa mañana iba a tener un ardiente encuentro

El último movimiento de su mano surcó por el aire para deslizarse entre su cabello canoso y así delinear perfectamente, como a él le gustaba, la partitura y no dejar un cabello fuera de su lugar;  al tiempo que decía:

-          Me hubiera gustado mucho no salir este fin de semana mi amor, pero ya ves; mi madre y tú no se pueden ver y cumplen años el mismo día.

-          Lo sé mi vida, dijo melosamente Susy, pero bueno, en realidad mi cumpleaños fue ayer pero como tu madre sabe cómo “amolarme”...

Susy, el regreso y fin del viejo

Era el hombre más apuesto que había conocido en los últimos años; su porte de caballero y pulcritud en el vestir y el trato la derretía... le envió mensajes sugerentes, tan sutiles como candentes... era cuestión de tiempo

El día pintaba soleado. De por sí la zona era muy calurosa y, hoy tan temprano, con el sol cayendo a plomo, Susy decidió salir vestida con algo muy ligero. Escogió muy bien la vestimenta, además recordaba que debería pasar a ver al tendero, había quedado muy formal en ir a pagarle. Un short de mezclilla corto, unas zapatillas negras altas, tamaño 12, y una blusa tipo camisa, a rayas, que remataba con un nudo alrededor de su cintura, como simulando un par de manos que apretujaban aquella fina y sexy cintura....

Susy y el casero, un final inesperado

Nadie imaginaba lo que sus ojos veían; ahí, en el lecho nupcial, su bella esposa era ardientemente poseída. Sus sentimientos eran una mezcla de celos y furia, pero contra su deseo, una dura erección crecía con fuerza desmedida en su entrepierna. Los recuerdos se fueron desvaneciendo de su mente.

Margarito se levantó, se fue a la ducha y lavándose muy bien su aún erecta verga, fue experimentando sentimientos de satisfacción y superioridad;  se sentía el hombre más afortunado del mundo, el triunfo era doble; por un lado hacer cornudo a su inquilino le causaba mucho morbo, al grado de excitarlo enormemente sólo de acordarse, y por otro lado, haber poseído a una mujer hermosa y por demás “tan buena”, como eran sus propias palabras. Desde que conoció a doña Susy, aquella tarde, hacía poco un mes más o m...

Susy, una ama de casa muy dulce 5

El lecho nupcial era el testigo perfecto de aquella desenfrenada y pasional entrega. Los gemidos de placer y las palabras, que rayaban en la vulgaridad, llenaban el espacio donde noche antes Carlos, su marido, sólo dormía plácidamente a su lado. Hoy era diferente, ahí estaba Raúl, quien en su juventud y calentura la poseía de mil y una forma, propios de una pasión prohibida.

Mientras las dos manos de doña Susy halaban hacia abajo el apretado short que se había puesto por un momento Raúl, su rodilla derecha se doblaba para posarse en el piso y quedar en cuclillas delante de él. Ataviada en una amplia y floreada bata sus formas se desdibujaban bajo esa vestimenta, Raúl apenas podía ver por el estrecho hueco que se alcanzaba a formar por debajo de su rostro trazando apenas el nacimiento de un par de blancos senos; sin alcanzar a distinguir mucho su imaginación hizo el resto...