Innobles instintos

La vida de un hombre, hijo y hermano, dedicada a dos amores, desemboca en una tragedia de instintos desbocados.

Amo a mi familia. Quiero decir, a mi familia de origen. Somos tan sólo tres. A mi padre nunca lo conocí, pero tampoco nos hizo mucha falta, porque desde muy chico empecé a trabajar, y jamás, ni a mi madre ni a mi hermana Raquel, les faltó lo necesario para vivir.

Trabajé muy duro, es cierto. Pero mi cuerpo es grande y fuerte y pudo sobrellevar todos los esfuerzos a que lo sometí. Probablemente porque estaba movido por un motor muy poderoso, cual era ser todo para ellas dos.

Mi madre siempr...

Peligrosa luna de miel

Es escabroso y difícil comprender que lleva a un sujeto o a un grupo de ellos a una violación, aunque...

Silvina apoyó una vez más su mano en mi rodilla y la sacudió simulando una falsa ira.

─ ¡Gustavo, no te duermas!

─ ¡Amor, ¿podrías dejarme de hinchar un poquito las pelotitas?. ¡Si no me dormí en la infame exposición a la que me condenaste, menos lo haría ahora!

Ella rió a carcajadas. Yo acompañé su humor con una mueca resignada. Era muy tarde, y era cierto que tenía sueño. Había tenido un día bastante intenso, pero pese al cansancio, intenté cumplir con mi promesa de acompañar a mi...

Consolando a mi amigo (3)

Ya la historia no habla de consuelos, sólo del placer de sentir mío a ese varón. Y de buscar otras formas de vivir nuestro amor.

Un rato después estábamos nuevamente entrelazados, apretándonos en el desesperado intento de hacernos uno, acariciándonos, bebiéndonos, arrancándonos la vida en cada suspiro, que es cuando de puro satisfecho, el corazón no tiene palabras que dictarle a la boca. La alfombra era ahora el plano en el que se exaltaba nuestra pasión. Ya no aguantaba la espera. Me puse en la posición del perrito para tentarlo a mi amado ofrendándole mi culo anhelante y su ataque no se hizo esperar. De ansiosos y apurados la...

Mi madre me enseñó a mamarla.

Eso, nuestra historia y un poco de algo más.

¡AAAAAAAAAAH! ¡AAAAAAAAYYY!

¡Nuestros suspiros, quejidos convertidos casi en susurrados gritos de amor y placer preanunciaron el clímax y en segundos se sucedieron su completo orgasmo y mi feroz eyaculación!. Me dejé caer sobre su cuerpo, feliz y rendido y sus brazos me apretaron contra su pecho, mientras nuestras bocas se buscaban una vez más. Primero fueron los labios que se rozaban en tierna caricia, como agradeciéndonos las mutuas sensaciones vividas, pero enseguida ella, insaciable como sie...

Consolando a mi amigo (2)

Nada de morbo, tal vez hasta poco erótico, pero, ¡se trata de mi pasión!

Nos despertamos, me pareció, muy entrada la mañana. No ví el reloj por ninguna parte, (creí recordar que en alguna de nuestras efusiones durante la noche, todo lo que había sobre la mesa de luz había volado por el aire), pero el sol, fuerte y brillante se había adueñado de la habitación, creando, al estar las cortinas totalmente descorridas, un ambiente demasiado caluroso.

Traté de girar la cabeza porque estaba aún aprisionado por los brazos de Franco y lo ví mirándome.

¿ Qué hací...

Consolando a mi amigo

Una discusión de pareja. Mi amigo que se queda en casa y como inesperadamente busca mi consuelo para su pena.

Me desperté en algún momento de la madrugada y comprobé una vez más que no estaba viviendo un sueño. Era bien real el pesado brazo que rodeaba mi cuerpo y lo mantenía pegado al suyo, al del hombre que estaba desnudo a mi espalda. Era bien real su pierna izquierda apoyada sobre las mías, su miembro, laxo, apoyado en mis nalgas, su aliento en mi cuello, su tranquila respiración cosquilleando en mis oídos.

Y era tan real mi pene, que comenzaba a latir nuevamente mientras con cada suave contracción...

Una monja en la vida del putito infiel

No se me daba para nada eso de la religión, pero...

Déjenme dar un pequeño salto en el tiempo, para detenerme casi un año después de aquella noche, sobre la cual ya algo les hablé en "Una sorpresa para el putito infiel". Durante ese tiempo, principalmente en los primeros meses, sufrí algunas consecuencias adicionales derivadas del episodio, pero no me gusta tanto recordarlas.

En cambio, lo sucedido en esos días en los cuales si, quiero detenerme, fueron algo raros, y dejaron otra marca indeleble en mi corazón, de la cual me puedo acordar con tern...

Una sorpresa para el putito infiel

Jugué con fuego y así me fué...

Luego de aquella mañana en la casa de Nino, nos tranquilizamos un poco. ¡Bah! No era tanto que nos hubiéramos propuesto calmarnos. Sencillamente, Nino era el novio de mi hermana, él parecía bastante metejoneado con ella y supongo, estoy seguro en realidad, que ellos dos tenían y sabían con que divertirse, por lo cual mi presencia no daba para quitarle el sueño a él.

En lo que respecta a mi, si bien es cierto que la llama de mi deseo estaba siempre ardiendo, creo que más importante que ello era e...

Fetiches de raso y satén

Leslyna, tu relato despertó mis recuerdos.

¡Cuánta agua ha corrido bajo los puentes desde los tiempos del cubrecamas de seda roja!.

Esta fue la primera asociación que me vino a la mente, cuando leía en estas páginas, el relato sobre fetichismo de Leslyna.

Fueron unos cuantos los años que pasaron hasta que alguien me ayudó a ponerle un nombre, aunque sea aproximado, a las tendencias sexuales con las que conviví durante el largo período que va desde mi primera infancia hasta estos días.

No fue, por supuesto, una evolución absolu...

El putito infiel

El recuerdo de Nino cambió la intención del relato, pero el placer de revivirlo fué tan grande...

Que vengo a ser yo, es bueno que lo deje claro de entrada.

No me enorgullezco de ello, no. Sé que durante un par de años de mi historia, le hice mal a un gran tipo y mejor compañero. Rubén, mi marido.

Sin embargo, no sé culparme ni siento arrepentimiento alguno. Desde mis doce años fue mi naturaleza. Sin pensar demasiado en eso, supe siempre que había nacido para el sexo. También en esa época, tuve que discutir y pelear mucho para mantener mi libertad y lo que sentí permanentemente como mi d...