Cuando el trabajo llama

Algunas particularidades de mi desempeño laboral...

Hace unos cuantos días atrás, por razones protocolares de la empresa en la cual trabajo, casi de un día para otro, recibí la "sugerencia" de organizar una comida en mi casa para tres o cuatro directivos que necesitaban agasajar a un alto ejecutivo de la regional de la multinacional española de la cual mi empresa es una filial.

Esta es una costumbre que ya lleva tiempo, pero no esperaba que me tocara a mi o en realidad, ni había pensado en ello.

Ahora bien, ¿cuál fue el problema?

Pues,...

Mi tía Claudia

Ella me inicia y es la promesa de los días que seguirán.

Mi tía estaba montada sobre mi, echado boca abajo sobre la cama. Sentía como restregaba su concha contra mi culo, que parecía querer abrirse más allá de lo posible para recibir mejor su caricia.

Sus manos rodeaban mi cuerpo y de pronto, sus dedos rozaron en sutil caricia mis pezones. Sentí una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo y ella, al darse cuenta, intensificó sus caricias en mi pecho.

¿Le gusta a mi putita que le haga sentir sus tetitas?

─¡

Claudia, Claudia, ciel...

Viernes

El autor suele comenzar agitadamente algunos de sus fines de semana...

Las cosas empezaron a complicarse un viernes por la mañana. Mi mujer estaba por irse a su oficina, cuando llegó su padre para invitarnos a un viaje de fin de semana a su finca de la sierra. A Celina la atrajo la idea, pero me miró tratando de percibir mi reacción. Era relativamente habitual que pasáramos allá algunos días, cada tanto, pero las dudas de mi esposa tenían que ver con que yo no soportaba a las amistades de mi suegra, de manera que cuando se trataba de reuniones multitudinarias, optábamos...

Encuentro en Fougères

Tres días, cuatro noches y todo el sexo del reencuentro.

Llegué a Fougères, cerca de Rennes, sin que aún le encuentre una explicación al cómo y al porque.

Mi itinerario turístico, mochila a la espalda, ni siquiera comprendía la Provincia de Bretaña, pero quería dejar de caminar por un par de días, y así fue como luego de una gestión exitosa con una pareja que viajaba en auto, me encontré en un tranquilo atardecer en este pueblo que no había visto en ninguno de los programas de turismo.

Esta introducción tiene por objeto dejar bien claro que no h...

Mis alas (3)

Otro momento. Otra historia. Pero los sueños son los mismos.

El chico, con catorce años razonablemente normalitos, de pronto descubrió un día, que amaba a un hombre.

El chico, yo, digámoslo desde ahora, se pasó horas embelesado escuchando hablar a Ismael. Era uno de los tantos fines de semana que con mi familia pasábamos en el campo. Era la tarde de un sábado más de aquellos en que luego de comer, nos reuníamos en el soleado patio a charlar, a veces nada más que a dormitar, o a escuchar la música con que, cuando tenían ganas, Javier con su guitarra e Isma...

Mis alas

Que comenzaron a desplegarse no bien mi mujer me dejó.

Finalmente mi mujer me abandonó. Los dos últimos años no habían resultado para nada fáciles. Si bien nunca le confesé por entero "mis desviaciones", nuestra misma intimidad y el hecho de que ella fuera por momentos una chica capaz de percibir y alimentar los más recónditos deseos míos en materia sexual, le dieron tanta información como si yo hubiera hablado clara y abiertamente sobre mis tendencias.

En ese lapso, me abandoné en forma absoluta a mi pasividad. De hecho, en esos dos años no la pene...

Mis alas (2)

A modo de microrelato, nuestro despertar de la primera mañana.

Me despertó el sol en los ojos y en ese mismo instante antes de abrirlos del todo, se apoderó de mi un ramalazo de miedo y angustia, ante la súbita idea de haber vivido sólo un sueño, muy real tal vez, pero nada más que un sueño. ¡Había sido tan bello!. Me incorporé en la cama y giré mi cabeza y ¡Oh Dios!, allí estaba Axel, aún dormido y bien de carne y hueso, para hacerme desechar esa horrible sensación.

Me dediqué a contemplarlo en actitud de muda adoración. Acerqué mi mano a su cuerpo, pero t...

Peligrosa luna de miel (2)

Luna de miel que ya es historia olvidada. Pero como termino encontrándome con aquel que en realidad soy...

Seguí fatigando durante un tiempo más los pasillos de los tribunales, intentando, durante largas conversaciones con el Juez Zúñiga, sino convencerlo de la necesidad de no cerrar el expediente de lo que él mismo había dispuesto caratular como "Agresión callejera", al menos encontrar una mínima pista sobre el sentido o los motivos de lo que me había sucedido, o de la conducta de Silvina.

Pude advertir que a veces el Juez parecía dar cierto crédito a mi relato, repetido hasta el cansancio, siempre...

Mi mujer habló demasiado...

Pero además lo hizo con mi mejor amigo.Y eso puede traer ciertas consecuencias...

─ ¿Sos puto?

─ ¡Ja ja ja ja! ¡Si hay algo que siempre me gustó de vos es la repentización a la hora de sacar temas! ¿Qué te pasa? ¿Te anda haciendo falta un culo?

─ Curiosidad, sólo curiosidad. O no, no debe ser únicamente eso. Es que

─ No, no, te digo en serio, ¿Qué te anda haciendo falta?

─ Nada boludo, nada. Bueno bah, no sé….

─ ¡Aaaah! ¡Es eso! ¡Ignacio! ¡Nunca lo hubiera imaginado de vos! ¡Se me cae un ídolo!

─ ¡Bueno, ya era hora…! No…en serio…No me hace falta...

Bosquejos de dos vidas

¿Sólo una fantasía?. De todos modos, exquisita.

Como en muchas otras situaciones de vida que se adivinan por acá, era muy chico cuando vestí ropas femeninas por primera vez.

Se trataba de una fiesta de carnaval y Constanza, una prima nuestra que transitoriamente estaba en casa, mi hermana y yo nos preparábamos, para competir en un concurso de disfraces que se realizaba por la tarde, como culminación de la fiesta.

Constanza había traído de su casa el disfraz, uno muy bonito de odalisca, a Carola, mi hermana, mi madre le había preparado un...