Silencioso deseo
Tras masturbarse en la habitacion de su suegra descubrira deseos dormidos en ella que ni siquiera imaginaba.
Silencioso deseo
Estaba muy oscuro, era cerca de medianoche, cuando entre en el dormitorio de Carmen. Mientras me detenía ahí en medio de la oscuridad esperando que mi vista se acostumbrara, sentía la tremenda erección que tenia dentro de mi calzoncillo, sentía mi verga empujar contra la delgada tela de este y humedecerse. Camine hasta su cama, como siempre estaba bien arreglada, una modesta sabana de algodón cubría la cama. En la mesa de noche había un retrato de su hijo de 32 años, dos mayor q...