Juego de Dioses
Mis manos habían descendido hasta el bajo vientre del animal encontrando algo de dimensiones descomunales. El ciervo movió delicadamente sus caderas acercando aquella cosa hacia mis manos.
ACTEÓN DE TEBAS
Las campañas militares estivales habían cesado y dado paso al tedio de la corte. Mi tío Polidoro, el rey, sabía que podía contar conmigo para dirigir los ejércitos de Beocia adondequiera que estos marchasen, pero los salones y recepciones de palacio requerían de estrategias que yo no dominaba. El otoño, con los venados bien cebados para el largo invierno, era la época idónea para que el mejor cazador del reino hiciera honor a su fama.
Desde hacía cuatro días se había divisado un...