La princesa y el dragón de placer. Segunda parte.
En el día apenas podrá distinguir la realidad de los sensuales deseos que flotan en su mente. Por la noche vera algo que la empujara hacia lo que teme y desea. Así es ahora la vida de la Princesa.
Paso las manos sobre las medias tejidas en hilos de seda, adornadas con diminutas perlas y estampados dorados. Sentir las variadas texturas que cubrían sus largas piernas, hasta la piel desnuda que quedaba expuesta en sus muslos. La joven figura destacaba sus cualidades femeninas en el lujoso vestido, que gracias al calor de la primavera lucia con los hombros descubiertos. El escote generoso mostraba parte de los apetecibles pechos.
Últimamente, después de que le ayudaran a vestirse le gustaba contemp...