Historias del abuelo calentón (50)
Merche me había tentado de nuevo y no dejaba de pensar que me estaba pidiendo guerra, y yo potrillo indomable tenía que satisfacer a aquella deliciosa tigresa.
Todas las experiencias y situaciones compartidas con la señora Mercedes habían sido apoteósicas, habían colmado y llenado la mochila de mi satisfacción y mi gozo, me sentía orgulloso de mis éxitos. Los momentos habían sido variopintos y su desarrollo se había llevado a cabo por un cúmulo de circunstancias, bien es cierto que alguna vez hubo que planificar ciertos detalles que debían considerarse para que la escenificación se realizase de manera provechosa y eficaz; de todas formas, siempre se dieron las con...