Su marido durmió a su mujer para nosotros
El deseo de nuestro amigo era ver a su mujer con otro hombre. Ante su negativa decide dormirla y cedérnosla a sus dos mejores amigos
Antonio, Gonzalo y yo, Pepe, éramos aficionados a la caza. Coincidíamos los fines de semana y ese compañerismo de sábado se transformó en amistad hasta el punto de quedar para cenar muchos viernes y tomar alguna copa.
Nuestra amistad fue creciendo con el paso del tiempo, y las conversaciones ya no estaban tan centradas en la caza, sino que se iban abriendo a otros ámbitos de la vida.
A menudo juntábamos nuestras salidas, con las jornadas de caza, lo que provocaba que el viernes, después del...