Otra noche más
Solo eso, otra noche más.
Se sentía totalmente plena de sexo. Por su vagina rezumaba aún el semen que por sentir, se negaba a limpiar. Su cuerpo cansado, sus senos afiebrados, su sexo adolorido, le enviaban todavía señales de placer.
Podía oír la respiración pesada y acompasada de el, su hombre, personal instrumento de goce, que yacía placidamente a su lado. Tenía ganas de despertarlo, de decirle cuan feliz y plena como mujer se sentía. Pero retuvo su deseo, no tenía la certeza de cómo lo tomaría el.
Se le pasó el t...