Un ángel entre la niebla

Entre la multitud, cargada de soledad, nace un ángel entre el humo artificial.

Un ángel nace de la niebla entre el martilleo de la música. No necesita abrir las alas, le bastan los pies para volar. A su alrededor, una legión de cuerpos torpes que se tambalean, que tiemblan, que intentan seguir el ritmo con más o menos suerte. Ninguno baila. Lo que hacen no se puede llamar baile cuando has visto al ángel moverse entre el humo. Las luces acarician su piel, allí donde el sudor riela en colores. Sus ojos resplandecen en la oscuridad. El ángel es ritmo y es luz.

La música envue...

Compras de Reyes

Atenazas mi mano con tus piernas y mi lengua con tus dientes, y yo juego con mis dedos que te surcan libremente y alguno se pierde dentro, o dos, incluso tres... para salir de nuevo y enfrentarse a tu clítoris de nuevo. Una gran batalla, la única que no produce bajas.

"Aún quedan regalos que comprar para reyes, ¿ nos vemos ?"

Tu me lo dijiste "Me encantaría hacerlo por la tarde y en el coche. Dejaré a mi marido y a mis hijos en casa, aparcaré mi coche en un lugar tranquilo y te esperaré fumando y comiendo chicles".

Y ahora abandonas tu coche y te diriges al mio. Te observo, sales tranquila, sin mirar a los lados, sabiendo que estas muy lejos de cualquier lugar habitado por los que gobiernan tu corazón y te diriges hacia el lugar en el que gobierna tu d...

En el autobus

El pene, aún flácido, está caliente y lo notan mis nalgas deseosas de acomodarlo en su hondonada, de abrazarlo con las carnes de la quebrada que conforma mi trasero hasta que ocupa su lugar entre mis nalgas, abriéndolas y acomodándose como dueño y señor de su estancia.

Te siento a mis espaldas. El calor de tu pecho inunda mis pulmones y no necesito más aire para respirar que el que tu me entregas entre el gentío que, con suerte, nos aplasta y nos hace gozarnos solapadamente. Estas conmigo. Tus brazos toman mi cintura y es hermoso; se asientan sobre mis caderas y es re-precioso. Mi cabeza no me responde y se inclina hacia atrás buscando tu rostro para abrasarme en tu piel o entregarte mis labios. Me estás esperando y no demoras en asaltarlos con los tuyos, hundiéndom...

La tía Blasa

Recuerdos rurales.

LA TÍA BLASA

La tía Blasa atendía a sus hombres de pie, apoyada en una higuera, tras la ventana de mi habitación en la casa de mis abuelos.

Levantaba su faldriquera, su falda y sus enaguas y ellos bajaban sus pantalones de pana, duros y resistentes, de agricultor de bancales. Se pegaban y mientras follaban en primavera, verano, otoño o invierno, ella les susurraba palabras al oído y ellos cerraban los ojos. " les embruja".- decía mi abuela y mi abuelo callaba mirando la lumbre.

Nadie...

El murmullo de las cucarachas

Microrelato. como un café, elaborados en 5 minutos para que los leas en tres.

Unas semanas atrás me encontré fumando y bebiendo vino tinto con una puta vieja, al rato su vida me iba entrando en la cabeza y solo recuerdo que me caí del taburete del bar. Me desperté al amanecer mientras me murmuraban al oído, tirado en la calle abrí los ojos y busque quien me murmuraba, no había nadie, me pase la mano por la oreja y vi como caía una cucaracha, salio corriendo hacia unas bolsas de basura y se hizo el silencio.

Esa noche nació "El murmullo de las cucarachas"200 verdades de u...

La noche de las oportunidades

Dos amigos y un destino. Decepciones y sorpresas. Noche de fiesta, ganas de sexo.

Pasé la noche de fin de año en una fiesta de cotillón en compañía de Natalia, una compañera de trabajo, y del matrimonio formado por Eleazar y Susana. Eleazar siempre ha sido un buen amigo mío; así lo recuerdo desde que éramos pequeños.

Los cotillones de fin de año son para divertirse, y eso Eleazar y yo siempre lo hemos procurado: divertirnos, bailar y beber, sobre todo en compañía de mujeres si se terciaba. Eleazar no conoció a mi compañera Natalia hasta esa noche cuando yo se la presenté. De...

La ducha

Un homenaje a mi cuerpo.

La ducha

Me meto en la ducha y dejo correr el agua ardiendo sobre mi cuerpo. Jabón, espuma, y la suave sensación de mis manos (las tuyas) en mi cuerpo, deslizándose por mi vientre, recorriendo mis muslos húmedos (es tu boca adentrándose en mi sexo impaciente, mordiendo, sorbiendo, derritiéndome, acunando mi deseo).

La música suave sustituye los teléfonos, las visitas imprevistas, las constantes interrupciones... Una mano escapa hacia mis pechos, la otra intensifica el ritmo...

La morenita del banco

Como una chica de talla pequeña me hace ver el cielo.

Después de leer muchos relatos casi de tarea lo tengo todos los dias he decidido compartir una experiencia de mi vida.

Trabajo en ventas en Bogotá. Y mis clientes son grandes corporaciones, en una de ellas en la recepción trabaja una mujer de talla pequeña con una cara de ángel con unos labios que invitan al vicio.

Decidí un día invitarla a salir a tomar un café como de broma y ella sorpresivamente acepto me dio su teléfono y quedamos de vernos al dia siguiente.

Así pues nos encontram...

Buena puta

Entraste con la cabeza gacha, esperando mi aprobación... menuda zorra.

Hay tías con las que tendrías un hijo, tías a las que te follabas con vicio y tías que directamente sólo pueden ser tus putas. Al verte de pie en la puerta, con la mirada gacha, como te he enseñado, no me cupo duda de que para mí siempre serías de las últimas.

-¿Qué, ya has vuelto de tu paseo por el parque?

Entraste en la habitación mientras asentías suavemente con la cabeza. Giré a tu alrededor, estudiándote, mientras permanecías quieta esperando alguna orden. Tenías el ligero vestido blan...

El ascensor

Esa persistente fantasía que todos alguna vez hemos tenido...

El ascensor

Recuerdo un día que tuve que hacer un trabajito para un colega. Dicho trabajito consistía en llevar un paquete a las oficinas de una céntrica empresa de la ciudad. Como de bueno que soy, llego a ser tonto, acepté hacerle aquel favor a cambio de la módica cifra de cero euros. Así que a primera hora de la mañana, estacionaba en el aparcamiento de aquel gran edificio de veinte plantas.

Me metí en el ascensor en la planta del garaje y marqué el piso número diecisiete, al cual tenía...