Esa chica del bar.
Las mejores disculpas se dan en el baño.
No podía sacarme a esa chica de la cabeza. Ese bar en el que ella trabajaba se había convertido en mi lugar favorito. El uniforme de camisa y falda corta que adornaba su cuerpo eran motivo para que más de uno se volteara a mirar cuando ella pasaba.
A veces si prestaba atención podía ver cómo su corta falda se subía ligeramente dejando apreciar su trasero apetecible que no podía sacar de mi mente. Muchos dejaban caer sus copas a propósito para verle el trasero cuando limpiaba los restos, admito que yo...