El sorteo (I)
Me follé a la mujer de uno de mis mejores amigos. No fue premeditado; fue un juego en el que ella se involucró con pasión; un sorteo que supuso una especie de intercambio de parejas.
No fue idea mía. La propuso Jaime medio en broma, medio en serio. La primera sorpresa fue que las chicas, nuestras esposas, se echaron a reír y nos lanzaron el reto.
- No hay huevos.
Jorge y Eduardo aceptaron. Pensaban que todo quedaría en una broma. Lo mismo que pensaron las chicas. Yo no me lo acababa de creer y tampoco confiaba en que llegásemos hasta el final. Sólo Gema puso cara de asco, pero aceptó con algunas condiciones y creyendo, como todos los demás, que nunca se llevaría a cabo...