Dos mil setecientos diez euros
La primera acabó arreciando contra mi culo, enhiesto y algo, conmigo hundiendo la cabeza en el almohadón, sufriendo calladamente por la baja consideración y las malas trazas. Alguien debería haberle explicado que a las tías, los azotes nos pueden llegar a gustar, si nos gustan, cuando el hombre que
Dos mil setecientos diez euros
1-. Todo tiene un proceso.
Dos mil setecientos diez euros.
Eso fue todo.
Mi finiquito tras dos años, diez horas diarias y mil malos tragos; dos mil setecientos diez euros.
Y con ellos, de vuelta a casa con una niña de catorce meses, un marido depresivo y una hipoteca de seiscientos euros mensuales durante veintisiete años.
Dos mil setecientos diez euros.
Era incapaz de retirar la vista de aquella cifra.
Sentada...