Carta blanca para mi mujer, en un glory hole
Una película porno, la curiosidad y un marido complaciente. Hacen que María tenga una de sus mejores experiencias sexuales. Con el consentimiento de su marido
Morbo y algo más, en un glory hole.
Un viernes cualquiera, llegada la noche y como todos los viernes noche, me senté en el sofá de mi casa, conecté el ordenador a la tv y entré en internet a buscar porno mientras mi pareja preparaba dos gin tonic en la cocina.
Para cuando la ví aparecer por la puerta del comedor, ya había entrado en una página de porno y estaba observando los vídeos más vistos.
María se sentó a mi lado y después de brindar y dar el primer sorbo al gin tonic, me dijo:
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