Una gota y un dintel (III: La versión de Pablo)
Una tercera visión de la misma historia, esta vez desde el punto de vista del marido engañado que, a pesar de todo, decide usar al amante de su mujer en parte como venganza, en parte para su propio placer.
No sé si el tiempo lo vuelve a uno más agrio. Cuando me casé con Amanda fue muy feliz. Admito que hubo un poco de interés económico por parte de ella, pues no veía yo la forma en que una chica tan sexy como ella se fijara en un tipo como yo, que si bien no soy un esperpento, sí tengo algunas lonjas que por más esfuerzos que haga no se reducen con nada. Son mis huesos los que han embarnecido, haciéndose más anchos y más pesados. Afortunadamente siempre tuve con qué defenderme para follarme a una mujer. Si bi...