Reformas en mi culo III
Cuando consideró que la tuvo bien lubricada me puso de pie, contra la pared y me penetró de golpe, enterrando su pollón hasta el fondo de mi culo, provocándome uno de los mayores placeres de mi vida.
Empecé entonces el rito de provocación. Mientras iba caminando de espaldas al balcón de enfrente, me quité la camiseta quedando solo con mi tanga de hilo blanco. Me doblé para viera bien mis nalgas pero cuando me levanté el pintor no estaba mirando. Cómo podía ser? Seguí provocándole durante todo el día, poniendo la lavadora, agachándome para introducir la ropa dentro de la máquina y exponiendo bien mi culo, saliendo al balcón semi desnudo con la única excusa que me viera, pasando varias veces por delante d...