Atrapados

No hay nada capaz de calmar nuestras almas hambrientas de sexo. Desde que estamos separados nuestras almas han seguido unidas, echándose de menos, sintiendo esa desesperada ausencia.

ATRAPADOS

Aquí estamos tú y yo en una noche cualquiera de un día cualquiera como si el tiempo nunca se hubiese ido, como si la magia no hubiese desaparecido; el tiempo nunca se paro y por eso nuestros corazones se aceleran, nuestras miradas se funden en una, estamos atrapados…, atrapados sin poder escapar, prisioneros de nuestra sed de amar, de nuestra sed de follar.

No hay nada capaz de calmar nuestras almas hambrientas de sexo. Desde que estamos separados nuestras almas han seguido unidas,...

La fuerza del amor

Esmeralda es una prostituta de lujo que trabaja en un club de "Alto Standing". Un día aparece por el club un hombre que se hace asiduo del local. Pero es un hombre singular, pues nunca busca la compañía de ninguna mujer, sólo se dedica a mirar a Esmeralda: No la pierde de vista en todo el tiempo.

Por primera y espero que única vez, utilizo en esta historia un lenguaje francamente grosero y poco educado, cosa que detesto hacer en un escrito pues implica una falta de respeto muy grave a quienes se molesten en leerme. Pero el ambiente en que se desarrolla el relato, el inframundo de la prostitución, aunque sea la de “lujo”, pienso que lo requería. Allí el lenguaje académico y educado, francamente, en realidad se lleva poco. Aunque a él también se recurra, digamos que en manera formal, trato con cliente...

Mojados

Queríamos calor.

Estábamos solos en su casa. Acostados en su cama, mirándonos las caras somnolientas. Habíamos llegado allí hacía una media hora. Llegamos empapados, escurriendo agua de la lluvia que había resbalado en nuestro camino. Recientemente yo había decidido utilizar la bici como principal medio de transporte, comprándome una tipo panadera, urbana, que remplazó mi usual bici de montaña. Yo estaba tratando de integrarme a la comunidad bicicletera de mi ciudad, y Daniel se animó a acompañarme a un "picnic bicicletero"...

El reencuentro - Capítulo 4

Colorín colorado, esta historia ha terminado con aquello de "Se casaron, fueron felices"... y a saber si comieron perdices precisamente. Y MUCHÍSIMAS GRACIAS A CUANTOS HALLAIS LLEGADO HASTA AQUÍ. Y un afectuoso saludo a RAYMUNDO, ese buen amigo de Méjico. Muchas gracias Raymundo por seguirme.

EL REENCUENTRO

Capítulo 4

El 3 de Agosto dormimos ya en la casona ancestralmente familiar y al día siguiente, tras ducharme y tomar el desayuno que mi madre nos impuso a todos, salí a dar una vuelta por el pueblo, paseando en el más absoluto incógnito hasta llegar la plaza Mayor, única por cierto del pueblo, y a pocos metros de casona.

**Al llegar a la plaza me planté casi en su centro, admirando la belleza arquitectónica que en sí es esa plaza que en mis lejanos años mozos n...

Vestigios inmortales

Interpretando las metáforas siempre se llega a una conclusión, ya que es un poema demasiado secreto.

Bajo la sombra endeble de un reloj descompuesto

pervive ESTHENY, perpetua, como nunca,

con sus ojos pícaros - sus pupilas firmes-

su risa frívola y su basculante andar

recitando versos al viento que pasa…

Su robusta silueta destempla  el acero.

Su contemplar alusivo finge erotismo.

A sus pies, un batallón de gendarmes.

En su diestra, una vara de mimbre.

Su altivez y mi orgullo siempre fueron rivales.

**Su sortilegio in...

Despedida

Todas las despedidas son tristes, y ésta no es una excepción

La alarma del buque anuncia emprendida.

En derredor, los albatros.

Mis valijas lloran.

Ya no queda tiempo para vacilar.

La sirena del barco itera su ululato.

Un viaje sin retorno,

travesía para vaqueros.

El mortuorio horizonte hace señales de humo.

tú me suplicas que no aborde.

¡Cuánto ansío llevarte conmigo

y escapar juntos a una isla virgen…!

Pero tú no puedes ir

ni yo, detenerme;

No aceptas quedarte en puerto

ni yo, irme...

Tú y yo (1)

Erótica historia contada en primera persona; disfruta e imagina :)

Tú y yo nos habíamos puesto de acuerdo para vernos, iba a ser una pequeña excursión por el bosque de Tlalpan, así que quedamos de vernos temprano en metro CU. Tomamos un micro que nos dejó allá y así fue como empezó nuestra caminata por el bosque. El día no estaba tan soleado, de hecho estaba algo nublado, pero el clima era agradable.

Caminamos por el caminito de tezontle, mientras contábamos anécdotas y cosas que han sucedido en nuestras vidas. A veces me tomabas de la mano y otras me robabas besos (...

Tú y yo (2)

Continuación de una erótica historia contada en primera persona... :)

En fin, llegamos a mi departamento sin parar de besarnos, e inmediatamente de que entramos, me recargaste contra la puerta y me besaste más apasionadamente, mientras posabas tus manos sobre mis pechos, mientras que yo comenzaba a quitarte tu camisa. Tú hiciste lo mismo conmigo y después desabrochaste mi sostén, para seguir jugando con mis pechos.

Yo desabroché tu cinturón y tu pantalón, mientras sentía que tu mano nuevamente se deslizaba por debajo de mi pantalón, pero ya no era sobre mi ropa interior...

El reencuentro - Capítulo 3

La historia sigue. Javier se reconcilia con sus psdres, pero entonces se entera de que Carmen se casó hacía ya tres años. No obstante, Javier se rehace, centrándose en su futuro, militar claro. Logra hacerse teniente. Entonces, en 1968, doce años después regresa al pueblo..... ¿Se reencontrarán?

EL REENCUENTRO

Capítulo 3

Al empezar 1961 de nuevo estaba en un puesto fronterizo del desierto, éste junto a Argelia, pero con las mismas vistas de antes, desierto, desierto y  desierto, sin vestigio de vida aunque eso fuera una ilusión, pues la vida se agarra a la vida, surge y prospera en todos los ambientes, por hostiles que sean.   Pero ahora era diferente. Lo que antes se me hizo insufrible y aburrido esta vez me servía de calmante, daba sosiego y paz a mi espíritu, tan traumatizado po...

Cerezas negras y albaricoques maduros

Laura ha trazado el rumbo de una nueva vida junto al mar. Una vida que, cree, vivirá sola; equivocándose. Porque Roberto sigue a su lado.

Había algo en el aire que fluía y que no descansaba, que irradiaba deseo; una mezcolanza de sabores y olores y formas que chisporroteaban. Algo que excitaba y provocaba, que mortificaba la carne, los sentidos, el sexo, la imaginación.

Laura pensaba en ese algo.

Se acababa de levantar del colchón tirado en el suelo antiguo. Frente a ella, un gran ventanal de amplios cristales —abierto de par en par— permitía otear la vista del puerto del pueblo. También el puerto, el faro blanco algo más lejano,...