Karen y Remi
Que la tensión sexual se resuelva, que la pasión no acabe, debieron pensar ellos...
Los primeros rayos de sol de la mañana, desde luego, ya no eran cuando Remi despertó. Sentía el calor en su rostro y en el brazo de derecho. Entreabrió los ojos y la luz dolía. Se incorporó cubriéndose la cara con la mano hasta que finalmente pudo ver que esa no era su casa. ¿Y que hacía allí? Se preguntaba. A un lado, sentada en un pequeño taburete había una chica, con una taza de café que lo observaba.
-Al fin se despierta el señorito -dijo ella adelantándose a sus palabras.
Ella era una chica...