Ella lo sabía pero no quería admitirlo (II)
Bea recuerda los principios de su pequeña debilidad, sumisión placentera
(Recuerdos)
Cuando esa misma noche Bea llegó a casa, sabía perfectamente que había vuelto a ocurrir, lo mismo de siempre, había sido descubierta, su pequeño secreto se había vulnerado una vez más.
Se metió en la cama totalmente desnuda como siempre, pero en esta ocasión no se quedó dormida, sino que comenzó a recibir miles de pensamientos en su cabeza. Pensamientos que siempre habían estado ahí, presentes en la niebla.
“has sido una niña muy mala, toma, toma, toma” – comenzó a darle azot...