María y George
Continua el enviciamiento de María, ¿hasta dónde llegará...?.
Cuando los cuatro visitantes se marcharon, yo estaba totalmente empalmado, aunque suponía que María estaría agotada y dolorida.
No obstante, fue ella misma la que me dijo que tenía un calentón enorme, que la situación la había puesto a tope y que quería follar, pero sin lavarse, que mezclara mis jugos con los que la cubrían y llenaban sus agujeros, después me dio un profundo beso penetrando mi boca con aquella lengua que tantas pollas acababa de lamer, su boca tenía un sabor extraño pero no desagradab...