Lo que nunca jamás sucedió VII: La esclava Aurora

Lo que nunca jamás sucedió. Parte VII: La esclava Aurora // La esclava revela su historia mientras atiende a Darío en un baño muy servicial.

Se recomienda leer los capítulos anteriores para seguir el desarrollo de la trama

LO QUE NUNCA JAMÁS SUCEDIÓ

PARTE

VII

:

LA ESCLAVA AURORA

Me despertó un olor embriagador, dulzón y, al mismo tiempo, exótico. Lo siguiente de lo que fui consciente era del sonido de un grifo que soltaba agua a bastante presión que provenía del baño de la suite que me habían asignado.

-

Pero qué coño… -me acerqué al baño, aún desorientado por la siesta.

Pero había mereci...

Empezando en la sumisión

No pensaba que a mis 65 años pudiera disfrutar así.

Nunca pensé que a mis 65 años me podía pasar esto y sobre todo lo que disfrute.

Fui a ver al oculista por donde Vivian mis padres, cuando salí me puse a buscar donde comer, y al pasar por una tienda vi a una mujer con unos pantalones de cuero negros y unas botas altas, y una chaqueta también negra, me impresiono y me quede mirando y me entro un nerviosismo (ya que siempre que veo así una mujer, me imagino una muy segura, y yo soy bastante tímido), ella debió verme por el cristal y se volvió, y me dijo...

Como mi mujer conoce la sumisión 8

Ana me da una sorpresa.

Ana y yo solíamos comentar lo mucho que me gusto a mi verla a ella dominada por otra mujer y lo mucho que disfruto ella y que a mí me gustaría volver a verla en esa situación pero de momento se quedaba solo en un comentario.

Un día estamos tomando un café con Kati, una amiga nuestra 11 años menor que yo y que trabajo conmigo hasta hace un par de años y con la que yo he tenido algún rollo que otro, hablando de todo un poco Ana le pregunta que piensa de las relaciones amo-sumisa y de los tríos y si le g...

Despertar a una sumisa

Lo que pudo pasar y no pasó, al menos hasta hoy

Empiezo por decir que esta historia no es real, al menos no en su totalidad. Es un lo que pudo ser y no fue, aquello que quedó pendiente, un deseo

, …

un poco de todo.

Me llamo Juan, un hombre muy normal del sur de Andalucía. Hace algún tiempo escribí un relato con el que pretendía recordar mis vivencias, pero que no tuvo la continuidad que yo había pensado. Espero que en este segundo intento conseguirlo.

La protagonista de esta historia va a permanecer en el anonimato, ya que me he...

Princesa (3)

Obedecer a mi Princesa es lo mejor que me ha pasado nunca... ¿también lo pero?

Semana 11.

El lunes solamente vi a mi diosa a distancia. Camiseta corporativa verde eléctrico con el logo de la escuela en el pecho y pantalón negro ceñido, pues las chicas llevaban culotte. Los chicos llevábamos un pantalón más amplio, tipo futbolista. La admiré saltar el potro, colgarse de las anillas, flexionar para sentadilla, correr dos kilómetros.

Yo también tuve que hacerlo, claro, pero dudo que me admirara. Es más, puede que ni me mirara.

Sorprendentemente mejoré notablemente en la...

La vecina del primero IV

Unas semanas de agobio, unas compras y un cine. La cita perfecta.

Lo bueno de estas relaciones es que, por norma, las dos partes tienen claras que la relación tiene una fecha de fin y que no hay más compromiso que el que acuerden las dos partes.

Viviendo en el mismo bloque sabía que todo era más fácil. No teníamos que desplazarnos para vernos y podíamos vernos siempre que quisiera. Por contrapartida, tenía que ser más cuidadoso para evitar habladurías.

Aún así, fue un año bastante interesante. Era la primera vez que tenía una sumisa tanto tiempo y pude hacer t...

La Sumisa de Martha

Antes de la cuarentena, llego una cliente nueva al despacho de nombre Martha; su piel muy blanca, de estatura bajita de metro y medio, su cabello castaño largo, maquillada suavemente con unos labios color rojizos, un suéter blanco persa, donde se podían apreciar sus grandes y voluptuosos pechos, una

La Sumisa de Martha

Antes de la cuarentena, llego una cliente nueva al despacho de nombre Martha; su piel muy blanca, de estatura bajita de metro y medio, su cabello castaño largo, maquillada suavemente con unos labios color rojizos, un suéter blanco persa, donde se podían apreciar sus grandes y voluptuosos pechos, una falda café por debajo de la rodilla, y unas botas cafés de piel largas.

Cuando llego Martha al despacho, recomendada por otra cliente; no pude dejar de admirarla, cuando pasamos a...

Orgasmos: batiendo mi propio record (2/4)

Tras haber tenido cinco orgasmos, continúan seguir provocandole corridas siguiendo una variada gama de procedimientos

Orgasmos: batiendo mi propio record de orgasmos (2/4)

Capitulo 2.- Siguen los orgasmos

Hacia el orgasmo número: Seis

Tras haber acumulado ya cinco orgasmos en tan poco tiempo, me dejaron descansar, lo que probablemente me vino bien en ese momento… Estaba bastante cansada… Pude comprobar la hora y eran poco más de las diez y media… También me dolía un poco el coño, lo que no era nada raro teniendo en cuenta que me lo había azotado, encerado, follado a tope y violado… Pero también me...

La video-llamada

Extrañaba que me tomara, que me hiciera suya, así que me entregue a él.

Hoy nuestra situación era distinta, o bueno, volvía a ser como siempre. Mi Amo se encontraba en su casa, como si estuviera a un océano de distancia de mí. Ya después de unos días sin poder jugar por distintas situaciones mi cuerpo anhelaba que mi Amo lo tocara, lo acariciara y sobre todo lo azotara. Lo extrañaba a horrores, y  de una forma u otra necesitaba entregarme a él.

Ya no sabía qué hacer, quería que me viera, me deseara, que me tomara. Lo pensé mucho, habiendo tantas opciones no sabía cuál tom...

Lo que nunca jamás sucedió. Parte VI

Lo que nunca jamás sucedió. Parte VI: Disfrutando de la comida. // Hora del almuerzo y de disfrutar de los deliciosos bocados que ofrece la esclava Aurora.

Se recomienda leer los capítulos anteriores para seguir el desarrollo de la trama

LO QUE NUNCA JAMÁS SUCEDIÓ

PARTE VI: DISFRUTANDO DE LA COMIDA

Con aire resignado, cual reo torturado, me subí el pantalón. La esclava fue reclamada por su Ama para poner la mesa y yo me recluí unos minutos en el baño. Me mojé la cara con agua helada para calmarme.

El comedor de la casa de campo era sobrio y elegante. Las paredes cubiertas de láminas de roble y esa mesa enorme, de madera de cedr...