Cuento ruso (y 2)
¿Aparecerá un príncipe azul que libere a Anuska de las garras del perverso Sergei... o será una princesa?
Su marido le resultaba cada vez más insoportable, así que Anuska se pasaba el día en la mansión, y como sólo tenía un cliente, dedicaba el tiempo libre a espiar los encuentros de sus compañeras mientras la mano buscaba con avidez el consuelo de su sexo.
Un día de otoño mientras paseaba borracho por las murallas de la ciudad, Iván resbaló y cayó de gran altura partiéndose la crisma. La gente maledicente, murmuraba que perdió el equilibrio debido al peso de los cuernos.
Sergei no tuvo compasi...