La siesta
Esta vivencia me demostró definitivamente que el comportamiento humano es totalmente impredecible. Y más cuando se trata de sexo.
LA SIESTA
Me quedé pasmado, os aseguro que jamás de los jamases me hubiera imaginado, ni por asomo, que aquella tarde yo era espiado por mi suegra y que la muy pícara se las había ingeniado para observarme mientras yo dormía la siesta.
Fue un verano caluroso, estábamos de vacaciones en una casa que tienen mis suegros en un pueblo de Jaén, y aquél día, después de almorzar, mi mujer se fue con los niños a la piscina del pueblo a pasar la tarde. Quedamos en que yo los recogería cuatro h...