El hijo consentidor, se la preste a los taxistas
Seguimos avanzando y pude ver que el que venia detrás, no le despegaba la mirada a la señora Ayala y es que por el ajetreo del auto y la condiciones en que ella venia, el vestido se le había subido tanto, que ya dejaba ver casi por completo sus piernas, y eso a mi no me molesto en absoluto, al contrario, comencé a pensar que era una buena idea para pagar el pasaje y el espejo del taxi, así que les pregunte, - bueno y ¿ cuanto va a ser en total de todo ? el que venia manejando de inmediato me respondió, - pues mira, que te parece si dejamos todo en 300 pesos, me quede pensando unos instantes y les dije, - y no les gustaría darle una agarrada de piernas a mi amiga, los dos tipos se quedaron serios y el que venia manejando contesto, - hablas en serio - claro, no hay ningún problema, además viene bien ebria y no creo que a ella le moleste,
Después de aquella noche en que la señora Ayala ( o sea mi madre ) había estado con mis dos amigos, no se volvió a mencionar el tema, pero claro, yo me quede con la cabeza caliente, ya que me fascina verla, actuar como una puta y a ella claro, también le gusta hacerlo, así que tenia que desahogarme de alguna manera, y las cosas se dieron solas, pero comenzare mi relato en la mejor parte,
Cuando llegue al salón de fiestas, comencé a buscar a la señora Ayala, y la fui encontrando en un sitio de taxis, a...