Mi hermana y la paja (relato 9)

Sigue la saga, ¿Qué hará mamá?

  • ¿Qué buscas exactamente? – Me preguntó Laura.

  • A alguien sé que parezca a mamá -  Le respondí

-¿Para qué?  -

  • Puesss.. nose. Me apetece.

  • ¿Para hacer lo mismo conmigo? ¿Para ver sus videos porno y hacerte pajas? – Dijo levantando una ceja

  • Puede ser….

  • Aun te sigues haciendo pajas?

  • Claro, las pajas son sagradas, por lo menos una al día.

  • Incluso ahora que tú y yo…

  • Una al día como mínimo.

Laura puso los ojos en blanco. Se desperezó y de...

Mi hermana y la paja (relato 12)

Sigue la saga. La cena y el alcohol.

¿Pero le llegaste a meter algo?

  • Que no! Solo toque por encima, nada más.

  • ¿Pero el chocho? ¿O por las bragas?

  • A ver, no te lo voy a repetir más que eres cortito. Solo le pasé en poco los dedos por el chocho, pero por ENCIMA de las bragas, ¡Nada más! – Repitió Laura

  • ¡Y porque no le metiste nada! - Le increpé

  • Porque tengo un hermano gilipollas que se corrió en el momento más inoportuno. Pero creo que fue lo mejor. Aun que he de reconocer que me quedé con ganas de mas – A...

Mi hermana y la paja (relato 13)

Sigue la Saga,

¿Encontraste ya a la Actriz clon? – Preguntó Laura

¿Eing? – respondí sin levantar la vista del móvil

  • A la tía porno que se parece a mamá. Me digite que buscabas una que se pareciese.

  • ¡Que va! Por alguna razón las actrices porno maduras van todo operadíssimas, con tetas superellenas, esos labios de besugo y… que no. Que envejecen muy mal o creen que así gustaran mas al personal. Y la única que dices, joder, esta está de puta madre, es Dana Vespoli.

  • ¿Quién?

  • Una actriz, pe...

Con mi hermano Carlos

Una historia de amor

Voy a ser poco original y a suponer que a la gente le gustaría que me describiera un poco para poder imaginarme, así que, vamos allá. Diecinueve años, de pelo castaño y ojos verdes, agraciada de cuerpo. Sobre 1,70, no soy una súper modelo, pero el conjunto es muy bueno, tetas y culo muy bien, me lo dicen a menudo. Carlos es bastante más alto que yo, más de 1,80, con un color de pelo parecido, castaño algo más oscuro, y los mismos ojos, majete de cara y buena percha, reconozco que está bastante bueno, pero c...

Una hija muy complaciente. CAP 3

Continuación de la saga. Amor filial, sexo no consentido, dominación, exhibicionismo, son algunos de los temas que se describen en este relato

Continúa la saga de “Una hija muy complaciente”.  Queridos lectores una vez más os recomiendo leer los anteriores capítulos de esta saga si no habéis hecho.

Marta miraba con los ojos desorbitados la pantalla del ordenador portátil de Paco, no se lo podía creer, era ella aquella misma tarde en el apartamento de al lado, se la veía perfectamente mamando la polla de su amante mientras era enculada por el hijo de este, su alumno.

-pero, pero… ¿como tienes esto?.. yo.. yo.. puedo explicarlo…- ate...

La disciplina de mamá 24

Mamá por fin deja correr a su zorrita después de un mes de forzada abstinencia. Pero antes la zorrita tendrá que ganárselo siendo una buena y degenerada sumisa.

-Se te van a poner las pelotas moradas. – Mamá se burlaba de mí, divertida ante el último tormento que había ideado. Este no era otro que tenerme sin orgasmos el mayor tiempo posible y yo ya llevaba un mes entero sin correrme. Imaginen mi estado de desesperación: un joven de 18 años, con las hormonas revolucionadas y que cada día recibía todo tipo de estímulos sexuales sin capacidad de desahogo. Mi nivel de excitación había llegado a un punto que era incluso doloroso físicamente, no solo anímicamente. Sentí...

El secuestro de rosa la mimosa

Cuatro hombres secuestran a una muchacha y le echan el polvo de su vida.

Isidro, un treintañero, gallego, rubio, alto, ancho de espalda y estrecho de culo, se había casado con Gimena, una mujer colombiana, morena, alta, cuarentona, voluptuosa y rica, muy rica. Gimena tenía una hija que se llamaba Rosa. Rosa tenía 21 años, era morena cómo su madre y alta cómo ella, pero delgada, con buenas tetas y culo pequeño.

Vivían en Colombia en una mansión heredada de Fajardo, un capo que acabara acribillado por un sicario después de decirle una amiga a Gimena que su marido tenía un ha...

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

Entré en el círculo de Cari por la puerta grande, incluso su hija Inés mostró mi vestido por todo el mundo y yo cotizaba más entre la alta sociedad aunque me costaba algún “sacrificio”

Rosa esperaba impaciente en el taller para que le contara la reunión con las damas, yo sabía que sólo era un primer paso y que debía seguir por ese camino, comprendía que en realidad fue un “examen” y que entre las cuatro decidirían mi futuro, por lo menos de momento pero si tenía éxito me darían un espaldarazo que me lanzaría como un misil.

Le comenté ilusionado la conversación con las dos hijas, sobre todo con Inés, al explicarle cómo era y la impresión que me había causado, Rosa se rió a la ve...

El camino del deseo incestuoso I: La profesora I

Los inicios de mi vida sexual y mis deseos incestuosos

Nota: Estos relatos están basados en mi historia sexual, con algunos cambios a la historia y cambios de nombre por proteccion, pero tanto los años como los lugares son reales. Como la historia sigue mi vida real, no todo va a ser tan rápido como en otros relatos. Es mi primer publicación, agradezco todos los comentarios. Mi mail es: pibeplatense@hotmail.com

Hasta el año 2003 mi historia es la de cualquier chico que crece en las afueras de la ciudad de La Plata, en Argentina. Más precisamente en Gonne...

Esther, casada y mal follada

Supuse que su marido no bajaba a su cueva. Supuse bien, ya que después de solo dos minutos de comida de coño, me dijo: -¡Me corro, papá!

Esther tenía 28 años, estaba casada y tenía tres hijos, dos niñas y un niño, era de estatura mediana y estaba rellenita. Tenía las tetas grandes, un buen pandero y no era ni fea ni guapa. Yo, para desgracia de mis lectoras, tengo 63 años, (soy del 1955,) mido un metro setenta, soy moreno, de ojos marrones y hace un año, cuando esto sucedió tenía algo de barriga (la bajé en la bicicleta estática) o sea, que no soy el tipo de hombre por el que suspiraría una mujer para echar un polvo.

Vamos al turrón. ...