Papá me espía para mirarme el culo
Susana aún tiene los pechos pequeños, pero sus nalgas se han desarrollado ostensiblemente dotándola de un trasero impropio para una chica tan joven. En la era de los culos, de internet y de la precocidad sexual, esos atributos tan redondos resultan demasiado golosos para mantenerlos en el anonimato.
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Desde que han terminado las clases, Susana se ha vuelto todavía más perezosa de lo habitual. Se despierta tarde y suele demorarse todavía más en levantarse de la cama. El calor estival no es estimulante, precisamente, y la distracción que le ofrece el móvil suele promocionar su desidia.
Como es costumbre en verano, ha dormido con una camiseta holgada y unas braguitas que ya le van pequeñas. Esta tumbada, de perfil, sobre su cama, y no deja de deslizar su dedo índice sobre una panta...