Memorias de un portero de noche (34)
Ya empecé a trabajar en serio con el profesor, me encargó en ponerme al día con los cobros atrasados y no lo hice mal del todo. Andrea me demostró una empatía especial con Susi que me asombró hasta mí.
Don Horacio me recibió con una sonrisa, lo vi mirar su reloj de reojo, yo sabía que lo iba a hacer, por eso llegué muy puntual, ya me esperaba en la puerta de su taller, muy ceremoniosamente me dio la bienvenida y me invitó a entrar, era mi primer trabajo en tierra, eso me llamó la atención pues el barco pese a ser grande, al final tenía un límite, con sólo saber que detrás de la puerta seguía la calle y más, me sentía más… contento.
Detrás del mostrador donde recibía a los escasos clientes estaba el...