Caluroso Verano
Luisa gimió y gimió y como en el cuento de caperucita, ¡el lobo, hoy, sí que se la comería!
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Al siguiente día me fui a casa de mi vecina y me la traje a mi piso con la excusa de jugar a videojuegos, pero su madre tenía idea de ir a comprar bikinis para ella y para su hija, así que ante la expectativa de ver a aquellas dos mujeres en bikini y actuar de jurado no me lo pensé dos veces y decidí acompañarlas.
¡Mereció la pena! Pasamos a los probadores esperé en el pasillo a que la madre se probara un bikini y cuando abrió las cortinas debí quedarme con la boca abierta ante la visión de...