Susan la holandesa

Hay maridos cornudos por accidente y otros cornudos por capullos.

Conociendo a Susan

Somos un matrimonio muy liberal, supongo que el hecho de que no seamos unos jovencitos ayuda bastante: Eva tiene 34 años y yo unos pocos más, 46. Ella es una hembra preciosa de buenas curvas y muy alta. Le gusta llevar su pelo, negro como el azabache, largo casi hasta la cintura, y a mí me encanta enredar los dedos en él y acariciarlo mientras hacemos el amor. Alguna vez me deja correrme con la polla envuelta en su melena pero no es muy habitual, suele cuidarlo mucho y el semen...

Más vale tarde... (4)

Poco a poco voy organizando mi vida adúltera

Eladio

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El invierno me alejó de mis adorados amantes, Nuria y Lucas, aunque por suerte tenía a mis hijas que eran mi único escape para la sexualidad desenfrenada en que había convertido mi vida. Reconocía con pesar que mis amantes eran pocos pero no hacía nada por remediarlo porque un punto de cordura me impedía convertirme en una casquivana que buscara sexo con el primero que pasara. Pese a que el respeto por mi marido apenas había existido hasta entonces, ahora menos que nunca iba a fl...

Más vale tarde... (3)

Tercera parte de una confesión pero cuando los pecados se acumulan, el remordimiento se apacigua.

Nuria

Pasé los días envuelta en una nube de placer tal que mi consciencia sobre lo inmoral que era mi conducta había quedado olvidada en un rincón de mi mente. No es una excusa es un hecho y ocurrió de tal forma que las relaciones con Lucas y mis hijas pasaron a ser algo tan normal en mi vida que dejé de considerarlas pecaminosas. Disfrutar de los cuerpo jóvenes de ellos tres así como del mío propio pasó a ser una necesidad como el comer y el beber. Para mí Lucas seguía siendo el motor que movía t...

Más vale tarde... (2)

Segunda parte de mi confesión. No busco arrepentimiento sino motivos para masturbarme con el recuerdo.

Casilda y Laura

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A las once de la mañana, se levantó y, después de que nos ducháramos juntos, nos estuvimos observando un buen rato en el espejo de la habitación. Me resultaba fascinante ver mi cuerpo de mujer de cuarenta años al lado de su juvenil cuerpo de quince y, pese a que yo me conservaba relativamente bien pese a la edad, la mezcla me resultaba de lo más morboso que me pudiera imaginar. Parece que le atraía en particular mis tetas algo caídas por la edad que por suerte no eran ta...

Más vale tarde... (1)

Me he decidido a contar mis pecados como una forma de pedir perdón. No espero que nadie lo tome como una advertencia para subsanar sus errores pero quién sabe, puede servir de lección para muchas mujeres en mi situación.

No soy una santa y nunca he pretendido serlo pero tampoco me considero una mujer pecaminosa.

Ahora que soy viuda y tengo sesenta años, me he decidido a contar mis pecados como justificación y como una forma de pedir perdón.

No espero que nadie lo tome como una advertencia para subsanar sus errores pero quién sabe,

puede servir de lección para muchas mujeres en mi situación.

Lucas

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Me casé muy joven, apenas acababa de dejar de ser niña y pasé, con diecinueve años, a...

Somos o no somos

¿Lo somos?

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Julieta bajó al centro de la ciudad y aparcó su flamante Mercedes CL 65 AMG de 200 mil euros en el estacionamiento privado de la empresa de su marido. Estaba aburrida, como todos los días, mortalmente aburrida. Su marido solo le dedicaba unos minutos al día para interesarse por su ánimo (siempre le engañaba diciendo que estaba todo OK) y unas horas los fines de semana para compartir una comida con los amigos. Para su marido solo Importaciones Transido, S.A. merecía toda su atención. Era su niña boni...

Sor Inocencia 5

Aventuras y desventuras de una monja del sXIX

El Padre Priscilo

Rebeca y yo no nos habíamos olvidado de nuestro querido vaquero y menos ahora que ya podía follarnos sin riesgos de rompernos el coño pero el destino es cruel y un día en que los tres estábamos absortos en nuestro placer apareció el padre Priscilo.

Nuestra aldea era tan mísera que por tener, ni tenía una humilde capilla donde rezar nuestras plegarias. El padre Priscilo era el cura del pueblo de al lado, mucho mayor que el nuestro y con una Iglesia que daba imagen de tal. El...

Sor Inocencia 6

Aventuras y desventuras de una monja del sXIX

Madre Clarisa

Ni mi hermana Rebeca ni yo nos preguntamos el motivo por el que habíamos sido acogidas en casa del cura en lugar de ingresarnos en el Convento como el buen padre había anunciado a nuestros padres pero a las pocas semanas de estar allí alojadas, con el culo enrojecido por los azotes y el coño satisfecho por los pollazos de don Priscilo una monja vino de visita a la casa. Escondidas en la escalera pudimos escuchar como la visitante recriminaba a don Priscilo que hubiera mantenido a dos...

Sor Inocencia 3

Aventuras y desventuras de una monja del sXIX

Robertito

Durante varios días le dimos vueltas al asunto. Tiempo disponíamos de todo el del mundo. Por las noches nos esforzábamos en meter nuestros deditos más allá de donde se nos permitía pero el dolor nos impedía seguir. Hasta que se me ocurrió a mí el uso de Robertito.

Robertito era el hermano que nos precedía en el orden de la familia. Tenía por aquella época quince años y era un niño apacible y obediente que jamás se metía en líos. Cuando comenzamos la deliciosa tarea de pervertirle m...

La monjita inocente 2

Siguen las aventuras de un electricista poco corriente

El trabuco de Manolo

La monjita Julia esperaba ansiosa mis visitas. La primera visita la hice acompañado de un vecino del bloque de viviendas donde yo vivía.

Era un animal de dos metros que debía ser el eslabón perdido entre el hombre y el mono. Era, sobretodo, un hombre peludo, muy peludo. Tenía pelo por todas partes, en la cara, en las orejas, en las manos; de la camisa abierta le sobresalía una mata de pelo negro como el azabache. Cejijunto y malcarado era un animal en toda la extensión d...